La "banda de Trump" no ceja en sus propósitos de difundir una noticia diaria que vaya directamente en contra del sentido común y el mantenimiento de los valores y los derechos humanos.

 

Uno de sus miembros, John Kelly -descendiente de emigrantes católicos irlandeses, general del Cuerpo de Marines, con medalla por Servicios Distinguidos de Defensa, defensor a ultranza de las "buenas prácticas" en la prisión de Guantánamo-, nombrado recientemente 5º Secretario de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, en su intervención en el Congreso no descartó la posibilidad de pedir las contraseñas de las redes sociales a quienes visiten el país, incluso a quienes vayan de vacaciones.

 

Es imprescindible que el resto del mundo civilizado reaccione y comience a aplicar medidas disuasorias para contrarrestar la deriva populista y peligrosa de este grupo de descendientes de la emigración ultraconservadora.

 

No estaría de más el aplicar una tasa de peligrosidad y contaminación mental a los primeros cincuenta y nueve millones quinientos cinco mil estadounidenses -cifra que coincide con los votantes de Donald Trump- que osaran poner los pies fuera de su país con cualquier intención, incluso la de disfrutar de unas vacaciones al aire fresco.