El ex lendakari y ex presidente del Congreso, Patxi López, insistió en varias ocasiones en los últimos meses en que él no se presentaría a las primarias para liderar al Partido Socialista Obrero Español. Pero, aprovechando el limbo de identidad y temporalidad en la que se encuentra inmerso el ex secretario general, Pedro Sánchez, el pasado sábado sorprendentemente anunció su candidatura pasando a engrosar la inmensa nómina de políticos españoles poco fiables.
La decisión de Patxi López ha llenado de alegría a la vizcondesa andaluza, Susana Díaz, y a su séquito de barones, incluyendo al barón Javier Fernández, presidente de la interminable gestora del PSOE y presidente del Principado de Asturias a tiempo parcial. Y, casualidad, como por simpatía también llenó de alegría a la vieja guardia del partido, auténticos depositarios de las esencias originales del mismo y patrocinadores de la bochornosa "ingeniería política" utilizada para derrocar a Pedro Sánchez y permitir el acceso del líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, a la presidencia del Gobierno.
Susana Díaz, para evitar un cuerpo a cuerpo con Pedro Sánchez en las primarias, necesitaba un sparring y Patxi López es la persona adecuada para distraer el debate. Al final la federación socialista andaluza inclinará la balanza a su antojo.
Que nadie hable de apaño. Esto no es un apaño. Y para ciertos socialistas: no es no. Ya se sabe.