Donald Trump sembró vientos para todos

Donald Trump ganó, legítimamente, las elecciones presidenciales de Estados Unidos, con todo lo que ello implica. Uno de los primeros efectos desplegados por el evento tiene relación directa con el miedo plasmado, de modo inmediato, en los mercados bursátiles y de divisas. Buenos ejemplos son las bolsas asiáticas y el peso mexicano.

 

Las sensaciones a nivel mundial deben exponerse diversificadamente. En Estados Unidos, una importante parte de la población ha mostrado su rechazo frente a los resultados de las elecciones presidenciales, habiéndose producido ya algunas manifestaciones. En otros países, existe un fuerte temor a que el mismo sentimiento que ha hecho que Donald Trump gane a Hillary Clinton pueda servir para que Marie Le Pen gane las elecciones presidenciales francesas.

 

Se podrá criticar a los votantes de Donald Trump, pero habría que preguntarse qué es lo que se ha hecho para hacer que la gente esté tan desesperada como para quedarse con la opción política más arriesgada. No parece que eso vaya a lograrse, pues difícil resulta que pueda haber una correcta asunción de responsabilidad.

 

Si se desea respetar la democracia, deben asumirse los efectos de determinadas actividades políticas que han sufrido los ciudadanos, entendiéndose que hay conductas indebidamente ejecutadas que han terminado afectando negativamente a los votantes. Además, no puede criticarse desde sectores en los que hay importantes dirigentes políticos a la concepción de la gente cuando no se ha hecho nada con anterioridad para cambiar la situación por la existencia de determinados intereses para los que no resultaba conveniente la formación de una opinión racional en la ciudadanía.

 

Las primeras declaraciones de Donald Trump cuando se conoció su victoria fueron dirigidas a garantizar que será el presidente de todos los estadounidenses, aunque sus afirmaciones durante la campaña, que fueron en el sentido contrario, han terminado sirviendo para fomentar una mayor polarización en los ciudadanos de su país. Puede pensarse que, por sembrar vientos, ahora está recogiendo tempestades de los ciudadanos y de los miembros de las agencias públicas estadounidenses que se dedican a recopilar información, como la que sirve para vincular, de diferentes modos, a Donald Trump con Rusia. El próximo presidente de los Estados Unidos ya tiene problemas sin haber terminado de asumir su cargo, según puede observarse.

 

La victoria de Donald Trump, que puede no creerse ni el mismo, podría llegar a constituir un castigo para todos. Sin embargo, todavía falta tiempo para poder saber si llegara a cumplir sus promesas electorales o si, por el contrario, ya se habrá incorporado a la clase política para entonces y se olvidará de la ejecución de su programa. No puede descartarse que los vientos sembrados por Donald Trump se conviertan, finalmente, en una simple brisa por la cruda realidad de las relaciones políticas.

 

 

 



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