Al presidente del Principado Javier Fernández se le van atragantar las doce uvas de fin de año el próximo sábado. Y es que según me confirma mi espía preferida, la XP XIII, hacia mediados del próximo mes llegará a Asturias una delegación de ejecutivos y técnicos de la firma de energía rusa Gazprom que por lo visto quiere desenterrar un antiguo proyecto industrial en nuestra autonomía como es ni más ni menos que construir una central nuclear en la playa de la concha de Artedo en el concejo de Cudillero.
Por lo visto al frente de la expedición, compuesta por unos 20 ejecutivos, viene el jefe operativo de esta multinacional, el brazo armado de Putín, el ingeniero Tokarev. Considera dicha zona como idónea para la construcción de una central nuclear de medio pelo además de hacerse con la propiedad de la hoy por hoy abandonada regasificadora que se construyó en El Musel. Parece ser que unos sondeos favorables a este proyecto del grupo Arcelor Mittal empujan a Gazprom hacia nuestra tierra e incluso se comenta en medios financieros de Moscú que el gigante energético ruso podría comprar también el equipo de fútbol Sporting a la familia Fernández ya que, como es público y notorio, tienen importantes intereses en el fútbol europeo.
Claro que de concretarse en próximos meses el proyecto, la central crearía tres mil puestos de trabajo durante su construcción en cinco años, más luego contaría con una plantilla fija de 800 especialistas, habría que conocer la reacción de los asturianos en principio nada proclives a permitir que, como ocurrió en su día en el País Vasco con el proyecto de Iberdrola, se produzca energía nuclear en nuestra región.
Hace 40 años, cuando apareció un proyecto similar, los culliderenses pusieron el grito en el cielo y en los periódicos abanderados entonces por el hoy cronista oficial del concejo Juan Luis Alvarez del Busto. Una protesta que en su momento cuajó y logró detener el proyecto pese a que el régimen franquista estaba por la labor de que se construyera una central nuclear en Artedo. Claramente de llevar a cabo el mismo sería la muerte de los sectores pesqueros y turísticos y supongo que el líder de los Verdes, Joaquín Arce, se lanzaría con los suyos a las barricadas parea pararlo. De todas las maneras Gazprom no quiere entrar en Asturias como un elefante en una cacharrería y también piensa implicar en el proyecto a EDP actualmente en manos de los chinos, vía Portugal, y con un ambicioso Manuel Menéndez al frente del consejo de administración de la antigua Hidroeléctrica del Cantábrico.
Que corra el rublo ruso y se creen unos cientos de puestos de trabajo no me parecen razón suficiente para dar "luz verde" a un proyecto de estas características. Cudillero, cuyos vecinos tienen más paciencia que el santo Job a la espera que un septiembre de estos la Fundación Princesa de Asturias les elija como Pueblo Ejemplar, es una zona de una belleza única y en concreto la Concha de Artedo para que capital ruso se presente a desbaratarlo. Eso sí, como elegantes que somos recibamos a la expedición de Gazprom con buena fabada, marisco y sidra y, por supuesto, a los sones de la gaita y tambor, pero de construir centrales nucleares, nada de nada. Ya nos bastó con Chernobil.