Empieza el curso y crece mi indignación. Aguirre y Cospedal compiten por ver cuál es más chula en materia de educación y, ojo, que la alumna supera a la maestra. En realidad están ensayando la política del PP que se nos avecina. Al igual que en Baleares, pasándose la ley por el forro (en eso son especialistas) suprimen los delegados sindicales. Son los laboratorios de ensayo de la política Rajoy. La cuestión está en ver cuánto aguanta la gente sin saltar, cuanto se puede tirar de la cuerda sin romperla. Me llegan por varias vías desatinos sin fin, pero, al final, como corderos al matadero.
Por otra parte, leo hoy que en el colegio Les Alzines de Girona, del Opus Dei - ¡¡subvencionado al 60% por la Generalitat de Catalunya!!- prohíben a las alumnas (por supuesto no es mixto) llevar tirantes. Estamos como siempre. Mientras se suprimen profesores de la escuela pública, aumenta el número de alumnos y disminuye el presupuesto para mantenimiento y actividades de los centros, se sigue financiando a la concertada. No solo hay que pedir que la religión –las religiones- salgan de las escuelas, en estos momentos de crisis hay que exigir que el Estado, con fondos públicos, financie centros públicos. Quien quiera mandar a sus hijos e hijas a un colegio de monjas, de curas, del Opus o de la santa madre que lo parió, que lo pague de su bolsillo y que sea feliz. ¡Faltaría más!
¿Usted sabe cuántos centros religiosos privados se financian con sus impuestos? ¿Por qué no se recorta ahí? Anda, que no ahorraríamos dinero...