España no puede sostener con su actual falta de estructura económica un régimen administrativo como el de las comunidades autónomas. Y me parece evidente, con respeto de cualquier opinión contraria, que en principio consideraría errónea, que un régimen como el de las antiguas diputaciones, con una adecuada descentralización apoyada en ellas, sería más que suficiente para el funcionamiento homogéneo del Estado en su conjunto y de cada uno de sus territorios y comarcas en particular.
Resultaría disparatado que en momento histórico de evolución hacia las grandes unidades políticas, económicas y administrativos, nos empecinásemos en regresar a los siglos XVII y XVIII, como antesala de revivir y tratar de corregir fuera del tiempo, en nuestra cápsula particular, reviviéndolos, todos sus errores.
En un futuro ideal, España deberá tener clara y constitucionalmente declarado lo que es, estado único o unitario, confederación de estados o conjunto de estados asociados y en tal caso, cómo. Logrado lo cual, formaría parte como comarca, estado confederado o de algún modo asociado con una futura Europa Unida.
Cualquier camino, vereda, caleya o atajo que se trate de emprender fuera de estos cauces será tiempo, esfuerzo y camino erráticamente perdido.
¿Que opina usted que me equivoco? Pues a lo mejor. ¿Quién puede estar cierto de nada en momento histórico como éste, de mudanzas sociales y políticas de imprevisible trascendencia y alcance? Pero póngase a pensar. Por favor, opine. Hacen falta opiniones, criterios, guías. Yo creo que no puede dejarse asunto que nos concierne a tantos en manos de unos pocos que tan poco están acreditando disponer de previsiones de solución claras.
Son los más avispados, pocos entre esos pocos, los que se reúnen, urden, pactan e imponen. Lo hacen, sin embargo, en mi opinión, defendiendo los intereses de los suyos, como si cupiese la posibilidad de considerarlos opuestos o ajenos a los nuestros, que somos sus colaboradores y socios, sus amigos y futuros miembros del mismo cuerpo social, empecinados como deberíamos estar todos en la idea, al parecer y por desgracia cada vez más lejana y más aparentemente inalcanzable de la a todas luces necesaria Europa Unida.
Pues claro que puedo estar equivocado. Pero en lo que sin duda no lo estoy es en que hay que hablar de todo ello.