En esta tarde, con la música como única compañera y sin plan alguno a la vista. Me dispongo a escribir para matar el aburrimiento. Suena "en un mercado persa". Me dan ganas de cerrar los ojos y dejarme llevar por la melodía, pero si no quiero volver a la cama a dormitar debo mantenerme despierto, pues mis dedos deben tocar este teclado y sin la vista sería imposible.
Afortunado soy de ver la luz y el mundo que me rodea, antes estaba triste por la soledad. Me quejo sin razón alguna. Ahí afuera hay un montón de personas con la única compañía de las estrellas por las noches. Llegado el día, si luce el sol tendrán un poco de calor, con viento y lluvia tendrán que buscar un saliente para protegerse. Luego, con la mirada triste alargaran sus manos suplicando unas monedas; es su modo de luchar primero contra su destino, después contra la desdicha de su vida. Ni siquiera se atreven a soñar, viven cada minuto como si fuera el último.
Cuando el mundo se vuelva al revés y ellos sean nosotros ¿sabremos adaptarnos a nuestro nuevo status? Lo pongo en duda. Los que nunca tuvieron callos en sus manos, los que siempre tuvieron la cartera llena de billetes, los que miraban con indiferencia a sus coetáneos, aquellos que estaban acostumbrados a tener subordinados, a los que la comida les caía como mana del cielo, a todos esos les será imposible asimilar lo que les espera en el más allá.
En el cielo o en otro mundo, si tenemos la oportunidad de volver a respirar. Que cada cual cargue con su penitencia. Sólo la muerte nos iguala a todos. Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol. Desde ayer, España vuelve a tener gobierno. Será el mismo Presidente, pero lo va tener crudo gobernar. Tendrá un enorme desafió, ya que deberá gobernar con dialogo y consenso. Por el bien de todos, que triunfe la cordura. Para los difuntos nuestro recuerdo/cariño y para los vivos el presente/futuro. Una vela por el pasado, una linterna por el horizonte.