La Ley es la ley

Hoy a mediodía bajaba por la carretera del Naranco y al doblar una esquina para coger una calle transversal, camino de Vallobín, fui parado por un agente de la policía local. !Como no me di cuenta!. En plena campaña de la Dirección General de Tráfico para que usemos el cinturón de seguridad y yo en la inopia. El agente, muy amable, me dijo mientras con cara de tristeza rellenaba el parte, “lo siento, amigo, pero son 200 euros y 3 puntos”. Supongo, por su expresión, que es lector de este blog porque me dio toda la impresión de que me había conocido pero cumplió con su deber sin sentirse intimidado por este modesto plumilla como no podía ser de otra manera. La verdad es que de un tiempo para acá estoy notando una mayor eficacia en la policía local ovetense. Debe de ser desde que su jefe Agustín de Luis se zafó del paragüas del alcalde dedicándose verdaderamente a sus obligaciones. Así me gusta. Volviendo a la multa en cuestión los 200 euros quedarán en 100 por pronto pago y en cuanto a los puntos del carnet de conducir voy sobrado; sin embargo debo confesar mi aversión al cinturón de seguridad, aunque juro y prometo, que diría Adolfo Suárez, que lo usaré escrupulosamente, y es que hace años regresando de Llanera a Oviedo por la antigua carretera de Lugones, en compañía de aquel gran fotógrafo del diario  Región que fue Florencio Sierra, viví una situación en relación al cinturón de seguridad que jamás olvidaré y es que iba en mi coche detrás de un camión de cuya caja sobresalían unos tubos y de un mini conducido por un joven. Había niebla. Por razones que desconozco el camión frenó en seco y el mini se incrustó contra los tubos comenzando a arder. El joven quiso salir del coche pero se le trabó el cinturón de seguridad impidiéndoselo y allí, ante la impotencia de los demás conductores, le vimos morir quemado. Mi colega Sierra hizo del suceso unas fotos tan espeluznantes que solo las entregó a la Guardia Civil y luego al juez. De ahí vino mi alergia al dichoso cinturón que comencé a dejar de usar… hasta que años después la Guardia Civil me cazó camino de Mieres multándome con 15.000 de las antiguas pesetas. Ahora lo ha hecho la polícia local; en fin, prometo que por esta causa no volverán a quitarme más puntos. La ley es la ley.

Pulso el ambiente entre los comerciantes y hay pesimismo. El consumo está bajando de manera alarmante. Como está el patio que hasta el El Corte Inglés ha cerrado la mitad de su cafetería sita en la planta cero del complejo de las Salesas y es que hay poco personal para atenderla y la dirección tiene órdenes, supongo que de Isidoro Alvarez, de no meter más. Así ¿Cómo vamos a crear empleo, Rubalcaba del alma?. Por cierto, tras años de eficaz gestión al frente de El Corte Inglés en la calle de Uría (antiguas instalaciones de Galerías Preciados) se acaba de jubilar el bueno de Manjavacas, un tipo estupendo, magnífico profesional del que creo, además, jugó como defensa en su juventud en las filas del Real Madrid. A Manjavacas -el mundo nunca se para- le ha sustituído Díaz, otro ejecutivo que estaba destinado en El Corte Inglés sito en el centro comercial Moodo en los bajos del palacio de congresos de Calatrava. Suerte y a vender que es de lo que se trata.

Por cierto ¿Se han dado cuenta de que no he citado ni un sola vez a Francisco Alvarez-Areces?. Será que lo de la multa me ha bloqueado



1 comentario

  • # marta Responder

    11/03/2013 17:43

    Quieren robar al cura o hacerle algo mas? .Esto se pone interesante!!!!

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