Ayer, por aquello de desconectar un poco de la política y dejar que Javier Fernández lidiase con los "miuras" del PSOE para rescatar a España y a Mariano Rajoy, me fui al Carlos Tartiere a ver como un conjuntado Real Oviedo ganaba claramente por dos goles a cero al Tenerife y así el equipo de la capital entra por primera vez esta temporada en el grupo de play off de la segunda división A.
Que el Real Oviedo tiene una afición como pocos clubes en nuestro país es una verdad incuestionable. Ayer acudimos al Carlos Tartiere 13.600 espectadores. Y tuvo además la enorme suerte de que se hiciera con la propiedad de la entidad el grupo mexicano CARSO del financiero Carlos Slim, una de las mayores fortunas del mundo mundial, cuyo yerno Elías es además el máximo responsable de la gestión deportiva del grupo.
A la chita callando muchos equipos del fútbol profesional español están cayendo en manos de grupos económicos internacionales lo que no siempre es bueno, pero en nuestro caso, hasta el momento todos son aciertos con un proyecto que la propiedad ha fijado en cinco años para ascender a primera división pero que, por lo que vi ayer, bien puede producirse tan deseado acontecimiento esta misma temporada.
Son los chinos y los árabes principalmente los que ponen sus inversiones en clubes españoles pero no siempre es oro, o dólares, lo que reluce. Ahí están los caos del Granada, Español o Valencia. Sin embargo, en el Real Oviedo la entrada de capital extranjero, en este caso mexicano, ha sido la salvación a todos los efectos. Creo que Carlos Slim se enamoró de nuestra tierra cuando visitó Oviedo. Solo el detalle de pasear por las calles sin protección alguna mientras los ciudadanos de a pié le saludaban y hasta le ofrecían a sus bebés para que los besase, hizo que el magnate mexicano se encandilase de nuestra ciudad. Otro caso parecido de acertada inversión se está produciendo a cien kilómetros de nuestra ciudad, en León donde la Cultural, hoy en segunda B y a punto de desaparecer, ha caído en manos de jeques de Quatar que no solo han pagado deudas y hecho fichajes sino que han decidido que el club y la ciudad sean sede de su escuela de alto rendimiento futbolístico en Europa trayendo desde su país a la vecina comunidad jugadores en periodo de formación pensando, sin duda alguna, en el Mundial del 2022 que allí está previsto celebrarse.
En cuanto al nuevo Carlos Tartiere siempre digo que su ubicación no me pareció acertada empozado como está en la zona de La Ería. Oviedo hubiera ganado más si se hubiera mantenido el estadio en su antigua ubicación, el palacio de congresos de Calatrava se hubiera construido donde hoy está el Carlos Tartiere y el nuevo Hospital Central Universitario debería haberse ubicado en los antiguos terrenos de Explosivos en La Manjoya, pero, en fin, Gabino de Lorenzo y Vicente Alvarez Areces así lo decidieron y el tema es ya inamovible.
Del campo de fútbol local ayer vi dos asuntos que necesitan rápido arreglo. La megafonía es una catástrofe y el terreno de juego cuyo césped se cambió con prisas en agosto ya está en muy mal estado, claro que ahora habrá que esperar a la finalización de la temporada, faltan 32 jornadas, o sea 16 partidos en casa. En cuanto a lo meramente de deportivo, veo al entrenador Fernando Hierro tranquilo y seguro a los mandos del equipo y a los jugadores motivados. Me gustó, por supuesto, Linares con sus dos magníficos goles, y me encanta volver a ver a Michu corretear por el césped azul. Observo también en alza al portero Juan Carlos con la garantía además de tener a un Esteban sentado en el banquillo. Me consta, pues, que el mal rollo que parece ser había en el vestuario la pasada temporada es ya historia. Lo dicho, a por ellos.