Hoy, igual que otros 71 años, es una fecha importante para mi ya que cumplo. ¡Que rápido pasa la vida!. Además fue un 6 de agosto de 1945 cuando los americanos lanzaron la primera bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima inaugurado así una nueva etapa que a duras penas ha mantenido el equilibrio en el mundo puesto que actualmente, como bien dice el Papa Francisco, nos encontramos a las puertas de la tercera guerra mundial y ésta con tintes imprevisibles religiosos y fundamentalistas por parte de los yihadistas.
Como siempre que alcanzó a cumplir un nuevo año reflexiono sobre lo vivido a través de una profesión, la del periodismo, que me dio muchas satisfacciones y algún que otro disgusto. Al final tengo salud con goteras y una calle con mi nombre, todo un orgullo, en la zona entre La Florida y Las Campas con buenos solares en donde construir en la falda del Naranco cuando la crisis del sector de la construcción se supere.
Supongo que no es fácil ejercer el periodismo desde 1964, siempre en tu ciudad, siempre con trabajo, eran otros tiempos, y además sin haber estado un solo día de baja laboral. Pero así ha sido con miles de folios a la espalda y un montón de amigos y seguro que algún que otro enemigo.
Mi generación, compuesta por excelentes colegas como Orlando Sanz, Graciano García, Juan de Lillo, Miguel Rama, Ceferino de Blas, Evaristo Arce, José Luis Poyal, Carlos Rodríguez, José Manuel Vaquero, José Manuel Ponte, José Luis Balbín, Diego Carcedo, el recordado José Vélez y muchos ilustres más fuimos testigos y también modestamente partícipes de una historia apasionante de nuestro país y de nuestra Asturias, patria querida. Vivimos la dictadura, participamos en la transición, aplaudimos la entrada en la Unión Europea, nos adaptamos al cambio de moneda, lo que desde luego nos hizo más pobres de lo que ya éramos, y en tiempos recientes asistimos entre atónitos y aún beligerantes a cómo en muchos de los escenarios mundiales parece haberse perdido el sentido común como es el caso de los Estados Unidos con Donald Trump, la hambruna en Africa, el brexit inglés, la guerra en Oriente Medio, el imperialismo ruso, la aplicación capitalista del comunismo chino y también el fin del bipartidismo político en nuestro país donde la incapacidad de unos políticos para llegar a un acuerdo y formar gobierno tras dos elecciones generales en menos de un año clama al cielo. Lo más execrable, sin duda alguna, es el terrorismo, el que ahora sufre occidente y en concreto Europa como durante unas décadas sufrió España con el terrorismo de ETA.
El terrorismo y el afán separatista de parte de la sociedad catalana encabezada por políticos de visión corta y egoísta hace que tenga que celebrar éste mi 71 aniversario con preocupación que no resignación. Por supuesto que también me preocupa Asturias. Somos, sí, un paraíso natural cuyo principal valor son su ciudadanos pero éstos con el paso de los años van disminuyendo. Unos, los jóvenes, se van en busca de trabajo, y otros, los mayores, van pasando a mejor vida, bien en zonas más cálidas y de menor humedad o camino de las praderas de Manitú en las que más tarde o más temprano nos encontraremos todos.
Precisamente acabo de recibir la noticia del fallecimiento del dominico padre Cerrillo que fue uno de mis profesores en el bachillerato habiéndome dado en segundo el único sobresaliente que a lo largo del mismo obtuve en matemáticas. Iba camino de los 90 años y hasta no hace mucho acudía todos los días a practicar la natación en las piscinas del CAU. De nuestra etapa creo que solo quedan el padre Pedro, sigue con su vitalidad de siempre, y el padre Basilio Cosmen. El colegio de los dominicos, dicho sea con todo el respeto, ya no es lo que era en nuestra época. Los centros docentes de la vetusta Orden pertenecen a una fundación y su funcionamiento como colegios concertados son típicamente el de una empresa privada y mercantil, pura y dura. Lo dicho, todo cambia en esta vida que en mi caso ya es larga pero no lo suficiente como para haber perdido la vocación y la curiosidad por lo que acontece en mi derredor.
Sentido recuerdo para los muertos en Hiroshima en donde Obama, que para mí ha sido un gran presidente, rindió personalmente homenaje hace unas fechas.
Como suelen decir los abuelos cebolleta, que podamos seguir celebrándolo muchos años más. Y que ustedes lo vean y lo lean.