Les medies cuadrielles de Bezanes

En la playa, sentado en la arena, rodeado de una multitud, prefiero lo que sueño a lo que veo, a lo que percibo. Me abstraigo, me evado. ¿Hay alguien allá abajo? ¿Podrían decirme cómo bajar de la nube, por favor? No necesité ayuda; me bastó con leer los titulares de los periódicos del vecino de sombrilla para darme cuenta de que todo seguía igual. Despierto del viaje por el interior de mi mente, en el que me había dedicado a deconstruir palabras en clave de humor plagiando al internauta (enamora-miento; neuras-tenia, maza-pan...), en adivinar los entresijos de la cocina de autor (cómo encontrar la merluza debajo de una alcaparra).

Poco ha cambiado. La decisión de Rajoy de aceptar el reto de la investidura, que finalmente alcanzará, no anula la impresión de que la política es un vertedero de rencillas personales, celos profesionales, inmadurez e ineficacia. ¿En qué empresa se puede mantener íntegra la retribución cuando se incumplen sistemáticamente las obligaciones? Solo en la política. ¿No es corrupción cobrar dinero público sin contraprestación? Buenos y malos, como decía Mirabeau en su opúsculo sobre la libertad de prensa, navegan unos al lado de los otros entrelazando sus ramas de forma inextricable. ¿Interés público, bien común? Solo si coinciden con el interés de quien debe adoptar la decisión. Han convertido la política en un bucle; lo dicho, un vertedero.

Sería muy conveniente que nuestros políticos recordaran las palabras de Kennedy pronunciadas ante la Greater Houston Ministerial Association en las que decía: «Si alguna vez sucediera que mi cometido requiriese contravenir el interés nacional, entonces renunciaría al cargo, y espero que cualquiere servidor público hiciera lo mismo».

En Asturias tenemos la ventaja de que podemos sustraernos a tanta miseria con solo mirar hacia nuestro interior, hacia la riqueza cultural y consuetudinaria amasada con mimo por nuestros antepasados.

Uno de los legados de mayor valor por la filosofía solidaria que lo inspiró, y porque ha llegado hasta nuestros días incólume, lo constituyen las denominadas Medies Cuadrielles del pueblo de Bezanes, concejo de Caso.

Les Medies Cuadrielles son ciento once lotes procedentes de la divisón de las dos mejores fincas del pueblo, donadas por dos hermanas viudas a los vecinos, cuyo uso y disfrute está sometido a determinadas condiciones contenidas en un reglamento aprobado al efecto.

Así, cada vecino que contraía matrimonio o cada forastero que se establecía en el pueblo recibía un lote, que es el primero que queda vacante por muerte o ausencia de otro vecino. Si al vacar un lote no hay vecino casado a quien adjudicarlo por haber recibido ya todos el suyo, se da al casado más antiguo, sin que ningún vecino pueda acumular más de dos lotes. Al fallecimiento de uno de los cónyuges que se hallen usufructuando una cuadriella, pasa ese usufructo al cónyuge superviviente y nunca a sus herederos, de suerte que al fallecimiento del último de los cónyuges queda declarada vacante la cuadriella. Si en un mismo día se celebraran dos o más matrimonios (qué tiempos aquellos), la cuadriella se adjudicará por sorteo. Si tuvieran lugar a distinta hora, se preferirá al casado con antelación.

El reglamento también contiene un régimen sancionador que va desde la amonestación o consejo hasta la pérdida por primera y segunda vez de la llevanza de la cuadriella. Un dato curioso es la obligación de los llevadores de pagar la celebración de una misa de sufragio del alma de las hermanas fundadoras.

¡Cuánta grandeza y cuánta sabiduria que arranca allá por el año 1884! ¡Qué gran lección de solidaridad y de sentido cívico!. ¡Qué contraste! Como decía Norberto Bobbio, «para conocer a fondo las miserias humanas, nada más aleccionador que la vida política».

 



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