El final de verano y el inicio del invierno cada vez se nos pone más interesante. Y es que de además encaminados de cabeza lamentablemente a unas terceras elecciones generales les ha llegado también la hora a Galicia y a Euskadi de elegir nuevos parlamentos. Sus actuales jefes, Alberto Feijo e Iñigo Urkullo, han fijado para ello la fecha del 25 de septiembre.
En el casoo de Galicia Feijoo, uno de los valores más sólidos de la derecha española, se presentará de nuevo a la reelección por el Partido Popular. Probablemente gane; de lo contrario ha dicho que se va para casa, nada de aspirar a suceder a nivel nacional a Mariano Rajoy como se señala en algunos mentideros. En el caso vasco también intentará repetir Urkullu si bien no lo tiene fácil por el ascenso de Podemos en aquella autonomía. Como me dice muy serio un buen amigo mío, socialista de toda la vida, -"La secta es mucha secta"-, refiriéndose a Podemos y sus confluencias. El caso es que todo esto va a coger a Mariano Rajoy y su equipo con el pié cambiado puesto que pese al clamor general no parece que PSOE y Ciudadanos den su brazo a torcer permitiendo que el PP forme gobierno y el acuerdo PSOE Podemos se me sigue antojando inviable.
Pese a todo la economía no parece marchar mal y la prima de riesgo de nuestro país está hoy en 111 puntos. Los capitales siguen afluyendo a nuestra nación y la Unión Europea no parece inquietarse por la inestabilidad política que arrastramos. En las tertulias radiofónicas y televisivas la casta de comentaristas, siempre son los mismos manejados sabe Dios por quién aunque me lo imagino, se repiten los comentarios y especulaciones como si no hubiera en España más de ese medio centenar de gurús de la comunicación que además de ganarse unas buenas dietas por actuación aprovechan el medio para promocionar sus diarios digitales.
En Asturias cincuenta cargos dependientes de la Administración central superviven a la espera de lo que ocurra con el inquilino de La Moncloa. Para mi unas nuevas, y terceras, elecciones generales supondrán un nuevo respaldo al Partido Popular, más hundimiento del PSOE y de Ciudadanos y cierta recuperación de Podemos y sus confluencias. En nuestro caso lo cierto es que Asturias no tiene peso alguno en las instituciones estatales y nuestros diputados y senadores parecen estar desaparecidos en combate. En el caso del veterano Vicente Alvarez Areces tiene hasta la suerte de no salir salpicado por los temas de corrupción de alguno de sus gobiernos. A finales de año habrá sentencia sobre el caso "Marea" del que hay que sacar la conclusión de que el gobierno del Principado debe de extremar el control de los gastos y las relaciones con los proveedores. Me consta que es una de las principales preocupaciones de Javier Fernández y de su mosquetero Guillermo Martínez. La acción del gobierno asturiano atenazada por la paralización del gobierno central está en baja. Quizás el presidente del Principado deba de aprovechar su discurso el próximo viernes con motivo de la inauguración de la Feria Internacional de Muestras de Asturias para cantarle las cuarenta a la ministra de Trabajo que estará presente. Por ejemplo, recordarle los más de 200 millones de euros que el Estado debe a Asturias de los fondos mineros o de cómo a modo de broma barata nos venden ahora un tren para que circule sabe Dios cuando por una variante ferroviaria, la de Pajares, que aún no solo no está terminada sino que, incluso, las obras está paralizadas.
Pese a todo Asturias está de moda con gran afluencia de turistas. Nuestro espíritu universal y democrático hace que ni me sienta aludido por unas recientes declaraciones del portavoz del grupo de IU de Oviedo, Alejandro Suárez su padre es un buen tipo, destacado socialista y ex director general en un gobierno de Vicente Alvarez Areces- en que a los que formamos la primera comisión de la Memoria Histórica nos califica de fachas. Seguro que José Maria Laso, Gustavo Bueno, José Antonio Caicoya, Carmen Ruiz Tilve, José Girón, Javier Conde, Susana Pérez Alonso y yo mismo, entre otros, estamos muy lejos de esa etiqueta. En fin, querido ex concejal, cuidado con comer muchos carbayones que empachan.