Esta vez sí. Después de que el Rey, Felipe VI, mantuviera en su ronda de contactos la última reunión con el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy decide aceptar la investidura, pero, en la rueda de prensa posterior a la reunión, no aclara (no promete, no jura por su madre, no nada de nada) si ello conlleva someterse a votación.

Dicen en los mentideros políticos de la capital del la Corte que el Presidente en funciones, en su entrevista con el Rey, llevaba un as en la manga por si acaso le pedía dar un paso adelante por España y los españoles.

Y como ocurrió lo que más temía Mariano Rajoy, que el Rey se soltase con la propuesta de que intentara formar Gobierno, tuvo que sacar el as, que no era otro que el Artículo 99 de la Constitución.

¡A ver qué Diputado se leyó profundamente -o se leyó, simplemente- la Constitución española como para saber interpretar el Artículo 99!

¡Venga!, a marear la -por ahora- última perdiz. Hay tiempo.