La semana pasada me trasladé a Calpe con unos amigos, expertos en fotogrametría, para comprobar "in situ" que el Peñón de Ifach no estaba desapareciendo, bajo el Gobierno en funciones del Partido Popular, como desaparece el dinero de la "Hucha de las Pensiones". Después de las mediciones y las fotografías pertinentes estamos dispuestos a certificar que el Peñón está en su sitio y mantiene la misma superficie. Un alivio.
Adelantamos la vuelta a Asturias al enterarnos de que Belén Esteban está tratando de sacar el permiso de conducir, matriculada con estudios a distancia en la más prestigiosa autoescuela de Cuenca. No queríamos cruzar Madrid pensando en que "la más ¡vale!" estuviera ya por la M-30 estrenado un 4x4 con su amiga Mariví de copiloto. Un peligro.
Por cierto, no lejos de la M-30 nos comenta un miembro de una confluencia del grupo "Podemos, Izquierda Unida y sus confluencias" que, a pesar de varias reuniones y pasados siete días de las últimas elecciones generales, aún no saben nada de los más de un millón de votos perdidos con respecto a las elecciones de diciembre. El líder del grupo, Pablo Iglesias -que vendió la piel del oso antes de cazarlo-, como gran estadista y forjador de gobiernos ficticios dijo -pasando la pelota de la responsabilidad engañosamente- que "la clave de la perdida de votos fue el miedo a lo nuevo".
La clave estuvo, más bien, en que se abandonó el discurso original socialmente importante -las desigualdades, el paro, los contratos precarios, los desahucios, la hucha de las pensiones, el desmantelamiento del estado de bienestar, los recortes- para, desde una falsa e interesada conversión a la social democracia, intentar el asalto al poder de las poltronas como cualesquiera otros más de los profesionales de la política. Un castigo ejemplar.
"Orbayaba" por Pajares y, si sigue Mariano Rajoy, la hucha de las pensiones irremediablemente quedará seca.