A falta de una semana para las próximas elecciones generales, vamos a suponer que los datos de las últimas encuestas sean de fiar y se cumplan los pronósticos. El Partido Popular volvería a ser el más votado, sin mayoría absoluta; Podemos, Izquierda Unida y sus confluencias ocuparían la segunda posición; el Partido Socialista Obrero Español la tercera; y Ciudadanos la cuarta.
Vamos a suponer del mismo modo que cada una de las cuatro formaciones se mantengan en las opiniones y postulados que están propagando en la campaña electoral. Es decir: Partido Popular contra todos, todos contra el Partido Popular; Podemos y Cia. sin los apoyos del Partido Socialista y Ciudadanos sin querer saber nada ni con "populares" ni con "podemístas". Circulo cerrado e imposibilidad de acuerdos para la formación de un nuevo Gobierno.
¿Unas terceras elecciones?, no se podrían descartar. Pero, ¿para qué servirían?. Posiblemente para prolongar la incertidumbre y, al final, para nada.
Ya dije al principio que íbamos a suponer que los datos demoscópicos acertasen con sus vaticinios. Si Podemos va a ser la segunda fuerza más votada va a intentar buscar -con la humildad que les caracteriza- los apoyos del Partido Socialista, pero dar esos apoyos sería una temeridad y abocaría a la histórica formación a su desmembramiento y disolución.
Si gana nuevamente las elecciones el Partido Popular, con Mariano Rajoy a la cabeza y todo su equipo de colaboradores, aunque solo sea por higiene democrática, no puede concitar apoyos de los grupos de la oposición que vieron cómo y para qué utilizaron su mayoría absoluta en los últimos cuatro años y les están pidiendo a gritos -como casi todos los españolas y dada la corrupción generalizada- una obligatoria y necesaria regeneración.
Llegada a esa rocambolesca y repetida situación la única salida para que haya nuevo Gobierno sería que el Rey encargue su formación a Albert Rivera y que este contase con el apoyo o la abstención de los otros dos grupos considerados constitucionalístas que, sin duda, estarían dispuestos, como tantas veces lo proclamaron, a sacrificarse y a dejar a un lado sus intereses particulares para que primen los intereses de España y los españoles.
Lo dije y lo repito, todo en el caso de que el próximo domingo el resultado sea el que pronostican las encuestas.