Apenas 90 minutos duró la visita electoral de Mariano Rajoy a Asturias, como viene siendo habitual últimamente guardada en secreto hasta el último momento por la dirección regional. Que lejos quedan ya los tiempos en que el hoy presidente del gobierno en funciones abarrotaba el palacio de Congresos de Calatrava o el auditorio Príncipe Felipe. Los vecinos de San Martín de Podes en el concejo de Gozón pudieron presenciar en una de sus ganaderías la puesta en escena con una protagonista principal, la presidenta regional Mercedes Fernández, a quien se le notaba que le caía la baba junto a su jefe supremo. Más en su sitio, y con la naturalidad que le caracteriza, la candidata Susana López Ares y como abriéndose paso a codazos entre los populares el socio de Foro Isidro Martínez Oblanca. Ni su presidenta Cristina Coto ni el secretario general Francisco Alvarez-Cascos asomaron la nariz para saludar a su socio de coalición.
Entre mugido y mugido de las asombradas vacas, de leche, no para carne, Mariano Rajoy, sin corbata por supuesto, soltó las frases de siempre con un ojo puesto en Pontevedra a donde se dirigió como un cohete, radares aparte. Por su supuesto, como suele ocurrir en estas visitas de médico de los líderes políticos en campaña a Asturias, ni una mención para nuestros problemas, comenzando por la muerte anunciada de la minería, ni para la finalización de las obras de la nueva variante ferroviaria de Pajares, por citar. Se que al acto asistió, lógicamente, el delegado del Gobierno en el Principado Gabino de Lorenzo, pero no el presidente del PP de Oviedo, Agustín Iglesias Caunedo, localidad que hoy por hoy es el mayor granero de votos del partido conservador en Asturias. Pese a estas acciones un tanto vergonzantes, huyendo del contacto directo con la masa ciudadana, las encuestas indican que de nuevo el Partido Popular ganará las elecciones en Asturias el próximo día 26 consiguiendo tres diputados, uno más que PSOE y Unión Podemos, y tres senadores. En las imágenes que vi a través dela "caja tonta" no centré al veterano Isidro Fernández Rozada. Me cuesta creer que no haya asistido a estos vasos de leche, y también de sidra, con Mariano Rajoy. Dice una leyenda urbana que cada vez que el presidente del PP visita Asturias el sobrino de la tía Nemesia estrena un traje de Emidio Tucci aunque quizás este escenario granjero no era el más apropiado para lucirlo.
Como primer espada solo nos queda ya la visita de Albert Rivera cuyo partido, Ciudadanos, me da la impresión de que se encuentra estancado en nuestra comunidad autónoma por mucho que el incombustible Javier Vidal salga en todas las fotos. Los de Unión Podemos fían su acción en el Principado al dulce encanto de Sofía Castañón y a la juventud de Saúl González en quienes Pablo Iglesias ha depositado toda su confianza. Por cierto, casi caigo de la silla cuando escucho a un alto dirigente popular, creo que era el señor Hernández, apuntar la posibilidad de unas tercera elecciones. Demasiado egoístas son ya nuestros políticos para no saber negociar con miras nacionales después del 26 de junio. La prima de riesgo ha comenzado a dispararse y en los ambientes sociales y económicos se percibe cierto nerviosismo. Y es que como continuemos por este camino hasta a Felipe VI se le va a acabar la paciencia.