Cualquier asociación de esta naturaleza, prohibirla. Los promotores deben saber que sí hay algo que es esencialmente incompatible con la democracia, los derechos humanos y la igual dignidad son el nazismo, el fascismo, el racismo y el fanatismo, porque defienden la prevalencia de unos sobre otros.
La piedra angular de la convivencia es la igual dignidad de todos los seres humanos, sea cual sea su género, edad, etnia, ideología, creencia... los que no aceptan este fundamento conceptual deben ser inmediatamente situados fuera de la legalidad. Con los intolerantes, tolerancia cero.
La violencia se halla enraizada en el odio, la animadversión, la desconsideración. A los que creen que son superiores no se les debe conceder el menor espacio en un Estado de Justicia. Recordemos lo que sucedió en España en los años 35 y 36 y en Europa en los años 38 y 39.
Sólo los obcecados y los fanáticos son hoy un riesgo que todos debemos rechazar. Aceptar la inaceptable ha producido demasiadas víctimas para que ahora sigamos siendo benévolos con los que no lo son.
Gravísimo error. Otro error. Y otro... Y silencio. Y la gente de espectadora impasible. Delito de silencio.