Viene pasando desde hace décadas en países del continente asiático y, sobre todo, en el continente africano. Pero como que allí no era nuestro mundo, y la distancia y la falta de compromiso social nos permitía cerrar los ojos y dedicarnos a disfrutar del estado de bienestar que sibilinamente proporcionan a los ciudadanos los estados encuadrados en la civilización occidental.
Ahora el drama de los desplazados y los que huyen de las guerras y el terrorismo ha tocado a las puertas de la vieja Europa; tan desorganizada, tan burocrática, tan insolidaria e incapaz de afrontar un drama social y humano de otra forma que no sea la de sacar la chequera para que otros se hagan cargo del problema.
Lo tienen que aprobar el próximo día 18 en el Consejo Europeo, pero como puro formulismo. La ejemplar Unión Europea ha pactado con el presidente Tayyip Erdogan, a cambio entre otras concesiones de 6.000 millones de euros, que Turquía sea el "campo de concentración" para los miles de desplazados sirios que por miedo huyen de su país con intención de vivir en paz con sus familias y tratar de encontrar trabajo en la Europa de la Unión.
Las imágenes de televisión -que estos días nos permiten acercarnos a la situación que padecen 15.000 desplazados en un campamento situado entre Grecia y Macedonia- son escalofriantes. La falta de recursos, el frío, el agua y el barro tienen atrapadas a familias enteras con especial incidencia, como es normal, en los cientos de niños de corta edad que ya transmiten con sus miradas el drama que están sufriendo.
A los que huyen por las guerras y el terrorismo no les quieren los países ricos europeos y les frenan en Turquía a cambio de un cheque de 6.000 millones de euros. La tristeza de los que sufren el frenazo en su camino hacia un mundo mejor se refleja en los rostros de los afectados.
Los últimos días del pasado mes de febrero se reunieron en Shanghái los gobernadores de los bancos centrales y los ministros de finanzas del G-20 (hablaron mucho, algo de los refugiados). Sacaron en conclusión que la economía mundial crecerá menos de lo previsto y dijeron tener miedo a un frenazo global.
Los ilustres participantes en la reunión posaron para una foto para el recuerdo. A pesar del miedo al frenazo, los 55 personajes que aparecieron en la instantánea fotográfica, publicada por medios de comunicación de todo el mundo, antes que preocupados ofrecían unanimemente la mejor de sus sonrisas.