Regreso de un viaje a Vitoria Gasteiz sobre el que escribiré próximamente y me encuentro con unas declaraciones de mi admirada escritora Angeles Caso en "El Confidencial" donde sin acritud pero con firmeza nos dice que está intentado poner en marcha la fórmula del crowdfunding, esa fórmula financiera a la que se acogen que jóvenes autores para poder ver plasmados sus proyectos culturales. Consiste en recaudar a través de las redes sociales microcréditos y pequeñas cantidades que al unirlas cubran el presupuesto del proyecto. Ahora, Angeles Caso, con 56 años y un premio Planeta a sus espaldas, entre otros galardones, quiere utilizar esa fórmula para poder publicar su última obra, "Ellas mismas. Autoretratos de pintoras".
Las grandes editoriales no se han mostrado interesadas pero Angeles Caso es escritora de carácter y que, por tanto, no se deja vencer por los inconvenientes. Regresó hace unos años a Oviedo donde reside y con la que me encuentro de vez en cuando por el centro, siempre atareada pero encantadora. Su madre, viuda del rector José Caso González con el que trabajé en los años 70 en el histórico edificio de la calle San Francisco, vive. Es de Cimadevilla de Gijón y en reuniones familiares siempre nos maravillaba por la espléndida voz que tiene y lo bien que cantaba. Del padre de Angeles Caso recuerdo su espíritu humanista, especializado en las figuras de Jovellanos y de Feijoo, gran conversador y con un cierto parecido físico con quien fue por aquellos años estrella de Hollywood, el inolvidable Clark Gable.
A Angeles Caso le flageló Hacienda que nunca se ha caracterizado por su cariño hacia los literatos y si no vean esa actitud de no permitir a escritores jubilados cobrar por nuevos libros o conferencias so pena de perder la jubilación. La escritora últimamente se encuentra ligada políticamente al nuevo partido de Podemos e incluso pudo ir en sus listas al Congreso o a la Junta General del Principado pero en aras de su libertad e independencia, supongo, no aceptó el evite. Lejos quedan los años en que era un busto parlante en la caja tonta oficial, Televisión Española, en Asturias. En fin, espero que el crowdfunding le funcione y su nuevo libro sea pronto una realidad palpable.
Veo en uno de los informativos de televisión al Rey Felipe VI llegar a Barcelona para presidir la inauguración de un importante congreso de telecomunicaciones y ser saludado por el presidente de la Generalidad Puigdemont y demás autoridades catalanas incluída la alcaldesa de la ciudad Ada Colau, elegante y sonriente ante Su Majestad, pero con una huelga en el Metro coincidiendo con ese congreso en el que participan más de 90.000 ejecutivos de todo el mundo. Lógico, Ada Colau a estas alturas ya sabe que no es lo mismo repicar las campanas que ir en la procesión y como no se anda por las ramas para presionar a los huelguistas ha hecho público los salarios que ganan. El saludo entre Felipe VI y Puigdemont fue breve y se me antojó frío pero al fin y al cabo hubo saludo. Tendría que haber sido en el Palacio de la Zarzuela tras el nombramiento del que era alcalde de Gerona como presidente de la Generalitat pero mal aconsejado, en mi opinión, el joven monarca le cerró las puertas de su despacho.
En Barcelona reside desde hace años un allerano emprendedor, Franco Rodríguez, quien junto con su esposa regenta un importante restaurante en el centro de la Ciudad Condal. Desde hace un año está inmerso en un interesante proyecto sobre el que mi espía preferida, la XPXIII, me informa que está en fase última de ejecución por lo que si no surgen inconvenientes de última hora será realidad en verano próximo. Me refiero a lo que será precisamente el primer museo del mundo dedicado a la figura del mítico Michael Jackson con cerca de un millar de objetos que pertenecieron o se relacionaron con el cantante. El museo, promovido por Franco Rodríguez, estará ubicado en un edificio que fue antiguo cine en la Gran Vía de Barcelona y en la empresa participará también el grupo empresarial de los Balmayá, que son palabas mayores en Cataluña. Franco Rodríguez, quien durante unos años promovió los premios Dionisio de la Huerta en Asturias, ha recibido el beneplácito de la familia del cantante a esta iniciativa, cuyo padre estuvo hace meses en Barcelona conociendo in situ detalles del proyecto y probó la cocina asturiana, sidra incluida, en La Pomarada, restaurante que ocupa los locales del antiguo centro asturiano.