Vi y escuche las ruedas de prensa ofrecidas por los líderes de Podemos, Ciudadanos y Partido Socialista Obrero Español después de que el Rey, Felipe VI, haya propuesto a Pedro Sánchez -una vez que Mariano Rajoy, presidente en funciones, haya (y permítanme llevar demasiado lejos la licencia poética) "rehusado en diferido" por segunda vez- la encomienda del Jefe del Estado para intentar la formación de Gobierno.
El pasado mes de Enero, recién constituidas las nuevas Cortes de la XI legislatura, escribí en este mismo medio que sería una corta legislatura ya que la imposibilidad de formar Gobierno abocaría a unos nuevos comicios. Tras las citadas ruedas de prensa, me vuelvo a ratificar en la misma opinión. No cabe otra salida que unas segundas elecciones.
Podemos es un grupo que llegó a la política desde la indignación ciudadana en un principio bien entendida y suficientemente justificada por la deriva del bipartidismo, PP-PSOE, y las consecuencias sociales de la crisis mundial promovida por las grandes corporaciones y las entidades financieras. Los votos conseguidos por la formación en las últimas elecciones -en casos importantes gracias al apoyo de otros grupos locales- parece que han transformado a sus líderes que en cada una de sus últimas apariciones ante los medios, sobre todo Pablo Iglesias, esgrimen un discurso altivo e improcedente más propio de una pandilla callejera que de una formación -cuyo nacimiento auspició grandes esperanzas regenerativas- en la que poder confiar los destinos de un país.
Caso diferente es el de Ciudadanos. Su líder Albert Rivera lleva un discurso coherente y conciliador desde su salto a la política nacional. Dado el inmovilismo y la caricatura del avestruz que representa el Partido Popular -con un Mariano Rajoy noqueado y con una dirección asustada y desbordada por los acontecimientos de la corrupción generalizada- no es una barbaridad el pensar que la regeneración de la derecha española pase por el trasvase y fortalecimiento de Ciudadanos.
El Partido Socialista y su candidato a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, no lograrán sus propósitos dado el posicionamiento de cada grupo y de las diferencias que les separan. La repetición de las elecciones va a ser un asunto irremediable.