No hay día en que uno no gane para sustos. Ahora va Pedro Sánchez, el endeble líder socialista, y autoriza a cuatro senadores suyos a pasarse a los partidos independentistas catalanes Ezquerra Republicana y Democracia y Libertad para que puedan formar grupo propio en la Cámara alta. Ya se que dada la mayoría absoluta del Partido Popular en el Senado no podrán sacar adelante o frenar iniciativa política alguna pero al disponer de grupo propio adquieren mayor protagonismo en cuanto a tiempos de intervención y subvenciones y sus manifestaciones en contra del Estado español y sus instituciones tendrán mayor resonancia.
Me resulta sorprendente el escaso eco que la decisión de Pedro Sánchez está teniendo en la familia socialista. Para empezar espero que no sea el ex presidente del Principado Vicente Alvarez Areces uno de los designados para dar su voto a los independentistas. Estoy convencido que su estómago no lo admitiría. Solos los presidentes socialistas de Aragón y Extremadura han manifestado públicamente su sorpresa por la decisión del jefe aunque lo cierto es que no han estado contundentes en su crítica. Contundente contundente solo he escuchado en un programa nocturno de TVE al ex ministro José Luis Corcuera que descalificó sin paliativos a Pedro Sánchez y su decisión colaboracionista con quienes ya podemos considerar como enemigos.
Esto va a traer consecuencias en la familia socialista, no les queda duda, que así como nuestro país va de cabeza a un adelanto de las elecciones generales, el PSOE va directo a un congreso en el que, seguro, se cuestionará el liderazgo de este joven madrileño que a medida que pasa el tiempo muestra con más claridad que no da la talla por lo que espero que Dios nos libre de que llegue a La Moncloa. Debo decir también que otro dirigente crítico con la dirección, Antonio Carmona, de Madrid, también se ha manifestado en contra de la cesión de esos cuatro senadores.
Por cierto, me gustaría conocer la opinión del presidente del Principado y secretario general de la Federación Socialista Asturiana Javier Fernández sobre este asunto. Es sabido que el ingeniero mierense tira más para el grupo de la andaluza Susana Díaz que del de Pedro Sánchez quien en cuanto puede intenta meterle el dedo en el ojo como lo ocurrido hace unas fechas en que se supo que desde Ferraz se intentó defenestrar al secretario de las Juventudes Socialistas Nino Torre, hijo del ex consejero de Industria de Asturias Graciano Torre, y diputado de la Junta General del Principado.
Está claro, pues, que sentido de Estado hay poco en la cúpula socialista y ello es malo para España, precisamente en unos momentos en que los resultados salidos de las urnas el pasado 20 de diciembre han fragmentado el Congreso como nunca había ocurrido antes. Un político que se precie de tal no debe de tener líneas rojas sobre su mesa lo que siempre lleva a que se cierren puertas en la negociación. Entiendo el fervor juvenil de líder de Podemos Pablo Iglesias y su permanente descalificación a Mariano Rajoy pero que la otra pata del bipartidismo, el PSOE, tenga un líder que caiga en el mismo error me resulta incomprensible, máxime además cuando el objeto de sus ataques ha ganado las elecciones.
En fin, mientras sus señorías se divierten provocando situaciones de vodevil como las declaraciones de Celia Villalobos sobre el diputado canario que lleva rastas, el país empieza a ir un poco a la deriva y no digamos nada de nuestra comunidad autónoma sin peso alguno en el concierto nacional.
De las vueltas que de la noria de la política es vital para España tener un partido socialista centrado y con las ideas claras pero está visto que a medida que pasan los días Pedro Sánchez va, políticamente hablando, camino de la ONCE.
