El demonio a la oreja me está diciendo que les hable de Rubalcaba, que el 20-N pretende mejorar la maniobra de Arias Navarro tras el Ínclito, pero voy a hacer más caso a la Musa fluvial, que me recrimina que hace mucho tiempo que no les hablo de mis señoras, y hoy les hablo, pero ¡ay! poco hay que hablar, que la sequía me tiene mi Deva en las penúltimas y la moscas no me pescan más que esas algas guarras propias de aguas sin vida, sin la alegría de correr en tropel.
Y voy a aprovechar el folio para esta mínima ¡o no tan mínima! cuestión de norma y de hecho. (DOGa, 2.02.2011, O.28.01.2011, art. 3.2c y g con Anexo VII) En el coto de Pontedeva, 3€ por día, puedo ¡podría! pescar hasta 8 truchas de 21 cm. A ese coto suelo ir en barca, con mis cojopendos sobrinos, Miño abajo, embalse de Frieira, desde Cortegada, pesca a flote, con licencia, pero sin pagar coto, y con cupo de 5 truchas de 23 cm. Y los legisladores –algunos de los cuales saben tanta Álgebra que son una autoridad en Numismática- me prohiben que yo regrese pescando, Miño arriba, si es que traigo del Deva más de cinco truchas ¡improbabilísima fantasmagoría! o si alguna mide 21 o 22, pero no 23 cm., aunque acredite haber pagado coto un poco más abajo. Se han sacado de sus santos cataplines que tengo que recoger mis aparejos, supongo que de acuerdo con lo que dijo el profeta.
Moralejo, Moralejo,
recógeme tu aparejo
y no puedo completar, río arriba, mi jornada, mi derecho, mi interés... que me han costado licencia, permiso de coto, aparejos que tributan, gasolina que excuso decirles..., y todo ello aunque en el Miño no haya rascado bola, que me está mal decirlo, pero soy un hacha rascándola.
Y ¡claro! llego al embarcadero, donde puedo encontrarme, y no me quejo, a los agentes de la autoridad incompetente y podemos entrar en conflicto y con multas de muy cachonda entidad. Su palabra vale más que la mía, es la única que vale, porque, mientras yo andaba de zascandil fluvial, ellos cursaban Hermenéutica, Retórica y Oratoria, que son las que propician la palabra justa y eficaz.
En fin, si la cadena de desastres de contaminación, abusos varios, furtivismos, etc. les preocupasen a los disponedores tanto como estas memeces supinas del centímetro y la media docena, tendríamos ríos fetén y pesca sostenible a tope.
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