Ausencias

Por fin ya finaliza este año 2015 que, en lo personal, estuvo plagado de numerosas e irreparables perdidas. Un año para olvidar, pero también, irremediablemente, para recordar.
A la muerte de mi madre y de mi suegra se sumaron las de mi mejor amigo desde la infancia, las de otros familiares, compañeros de trabajo, vecinos y allegados con los que compartía tertulia y aficiones. Muy cargado en penas ha sido este año que pronto se acabará.
En estos momentos, haciendo un balance sentimental, uno tiene la impresión de que -a estas alturas de la vida, cuando ya se está bajando la otra ladera de la montaña- la mochila que lleva a sus espaldas se está llenando demasiado rápido de ausencias.
Y son esas dolorosas ausencias, en muchas ocasiones inesperadas, las que obligan a reflexionar...o a gritar de rabia.
En todo caso y ya que no hay remedio: ¡viva la vida en el 2016!. 



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