Mañana, queridos hermanos y hermanas, se celebra en España el día más grande de la democracia. No hay otra oportunidad mejor mi más valiosa para que los ciudadanos elijan libremente sobre lo que más les conviene para su presente y su futuro que decidirlo votando. Participar en unas elecciones libres, abiertas, democráticas es ejercer la mayor prerrogativa que puede ostentar un ciudadano para ser corresponsable en los destinos de su país. Los españoles y las españolas gozamos desde hace casi treinta y nueve años de ese privilegio, lo que nos sitúa en el grupo reducido de países que en el mundo creen y viven bajo democracias sociales avanzadas que garantizan la supremacía del Estado de Derecho.
Hace 39 años los ciudadanos españoles nos acercamos a las urnas por primera vez. Antes lo habían hecho nuestros antepasados hasta que un golpe militar hizo estallar la más cruenta guerra civil padecida en nuestro país. Fue el 15 de junio de 1977. Entonces yo tenía 34 años y participé activamente en aquella campaña que hizo posible que por primera vez en la historia ? algo absolutamente impensable? un gitano fuera elegido Diputado y pudiera ocupar un escaño en el Palacio de las Cortes. Desde entonces, y durante 23 años, un gitano ha representado a los españoles desde Barcelona, desde Almería o desde toda la nación en Bruselas y Estrasburgo.
Supongo que a estas alturas tenéis conocimiento de las candidaturas de mayor relevancia que competirán mañana para ver cual de ellas gana las elecciones. Os aseguro que después de haber participado activamente en tantos comicios, de haber subido a tantas y tantas tribunas populares haciendo mítines por toda la geografía nacional, nunca he visto una campaña tan fuertemente publicitada como esta. Supongo que habréis observado que las paredes de nuestros pueblos y ciudades están limpias de carteles y aquí, en Barcelona, no hay pancartas enganchadas entre pared y pared, cuando antes nuestras calles parecían un bosque. Hoy en día el ágora está en los medios de comunicación. La prensa, la fuerza impresionante de la radio y los programas de TV han logrado que los ciudadanos, hoy, tengan más información que nunca sobre lo que cada partido quiere y promete.
Por esa razón debemos participar. No debemos desaprovechar esta oportunidad que dignifica nuestra condición de ciudadanos y de gitanos al mismo tiempo. No olvidemos que nuestro voto tiene el mismo valor que el del presidente del Gobierno o el de cualquiera de los líderes que vemos cada día en las pantallas de nuestro televisor.
Pensadlo y votad. Los gachés deben saber que los gitanos y las gitanas votamos y que gracias a nuestro voto pueden salir elegidos o no. Digamos en voz alta que en España somos una población de 750.000 personas lo que representa un índice muy importante de votos. Que lo sepan. A lo mejor así nos hacen más caso y podemos lograr que buena parte de los problemas que aún nos agobian encuentren vías de solución.
Pongamos mañana, queridos amigos, una nota de color en las colas de los colegios electorales. Que la gente nos vea. Que vean que somos gitanos y que vamos a votar. Y que lo vamos a hacer para que salgan elegidos aquellos que más nos interesan al tiempo que vamos a contribuir para que se queden en la cuneta aquellos para quienes los gitanos y las gitanas les importamos un pito.
Gadja, phrala thaj pennia, kamlé amalé, dyi tehara votosarindòj. (Así pues, hermanos y hermanas, queridos amigos, hasta mañana votando)
Juan de Dios Ramírez-Heredia
Abogado y periodista
Presidente de Unión Romani