Los votantes españoles, narcotizados por la alternancia en el poder de PP y PSOE durante largos años y a menos de un mes de las elecciones generales, se resisten a asumir que lo más probable, aunque no definitivo, es que en los próximos comicios desaparezca el bipartidismo. La irrupción de las dos nuevas formaciones, Ciudadanos y Podemos modificaran el mapa políticos español. Según las encuestas, a las que solo debemos adjudicarle una credibilidad relativa, dependiendo de quien las encargue y pague, en cuanto a diferencia en intención de voto, adjudican al PP el mayor número de sufragios, prácticamente un empate entre Ciudadanos y PSOE, quedando descolgado Podemos comparativamente con los porcentajes obtenidos hace un año. No obstante, dicho partido, tras moderar sus propuestas, está arañando votos con lo cual obtendrá una participación considerable en el arco parlamentario..
El que en esta ocasión no exista ningún partido con posibilidades de obtener mayoría absoluta evidencia la diversidad de tendencias que beneficiará la gobernabilidad país. Si a estas alturas, los sondeos de opinión ofrecen un porcentaje de indecisos en torno al 25% ratifica lo comentado, demostrándose igualmente que en España no existe ningún partido ni líder con capacidad de arrastrar a un número de votantes suficientes para conseguir la mencionada mayoría.
En cuanto a los nuevos partidos calificados como "emergentes", léase Ciudadano y Podemos, con sus respectivos líderes, Alberto Rivera y Pablo Iglesias, están captando el voto joven esencialmente, y nada predispuestos a apoyar al PP, si bien a dicho partido y restantes, el impacto generado por los últimos atentados terroristas de París y Mali, como la declaración de independencia por parte del Parlamento catalán, han restado importancia y repercusión informativa a la campaña electoral del 20-N hasta el momento.
Rajoy, hasta hace escasas fechas permanecía anclado al mantra de la macroeconomía, ausencia de rescate e incremento de puestos de trabajo, méritos que solo en parte le corresponden. En otro sentido, justo es reconocer que su inquietud en torno al desafío separatista ha evolucionado positivamente e igualmente demostrando una actitud y participación activa en todas las reuniones celebradas contra la amenaza yihadista. A nadie se le oculta que nuestra presidente nunca se ha destacado por sus dotes de estadista, pero en esta ocasión se ha comportado con independencia de ser muchos los que opinan que Rajoy es presidente de una sola legislatura.
La campaña de desprestigio orquestada por el PP contra Ciudadanos y Podemos por su supuesta bisoñez se debe a que según los conservadores, dichas formaciones y sus líderes, carecen de la experiencia necesaria y por ende, incapaces para afrontar situaciones como el secesionismo catalán o la amenaza terrorista, vendiendo en todas sus apariciones públicas, medios y tertulias de debate, el peligro que supondría que ante problemas tan delicados como los citados, sería una torpeza el votar a dichos partidos. Orientar toda la estrategia electoral en base al miedo y la inseguridad no parece lo más adecuado.
En efecto el panorama resulta sumamente complejo, cargado de dudas e indecisiones y el que presenta más dificultades desde la implantación de la democracia. Al margen de la opinión de los dirigentes populares, la oferta del PSOE aparece oscura y desdibujada. La sola idea de perder el segundo puesto en caso de ser superados por Ciudadanos les tiene trastornados. Las rencillas y discrepancias entre el Secretario General, Pedro Sánchez y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, han dañado seriamente la imagen del partido. Sánchez no ha tenido redaños para ponerla en su sitio y los votos andaluces para el PSOE son totalmente necesarios y el perderlos supondría el peor resultado de su historia.
La estúpida moda de hacer figurar a los políticos con una imagen ficticia que no les corresponde raya en el ridículo, tal como ha resultado la simulación de Rajoy, acompañado de su hijo, imitando a un locutor de retrasmisiones deportivas, no pasa de ser una frivolidad y falta de respeto a los ciudadanos. Si lo pretendido con tal pantomima ha sido demostrar que el Jefe del Ejecutivo es una persona normal, aviados estamos.
Mire Don Mariano: que a usted le guste el marisco como buen gallego, un buen partido de futbol y fumarse un veguero de vez en cuando, nos parece estupendo, pero lo que resulta inadmisible es la cobardía de negarse a dar la cara y no acudir a debatir con Rivera (Ciudadanos), Sánchez (PSOE) e Iglesias (Podemos), como esperábamos todos los españoles. La sociedad no merece tal desprecio entendiendo que nos está hurtando el mejor momento para defender su programa y motivos por los cuales deberíamos votarle y usted lo sabe. Si a tal huida le añade que las lamentables justificaciones que están aportando sus subordinados son de auténtica vergüenza ajena, apaga y vámonos. No te preocupes le soplará al oído su eterno asesor Arriola alegando..."mañana la habrán olvidando todo" y no será así porque muchos de los suyos obviaran el votarle...¡¡Tiempo al tiempo!!