Cuando esto escribo estoy sobre mi mesa de cristal, acabo de subir un poco la persiana, para que entre algo de aire fresco. Afuera llueve, es de agradecer para los que estamos en activo. Pero, hay muchas, qué digo, muchisímas personas que en este mes de agosto, están descansando y disfrutando de sus merecidas vacaciones que no estarán de acuerdo conmigo. En su lugar, coincidiría con ellos.

Incluso gente que están "currando" de lo lindo, ya que es la época de las "vacas" gordas, me refiero a los camareros y personal de los hoteles, prefieren que el sol este en vigor durante todo el día, ya que esta lluvia, les puede menguar sus quehaceres y engrosar la larga lista de paro.

Así pues, lo que para unos puede ser un alivio, para otros, una ruina.

En la primavera, cuando los corazones laten al unisono, me refiero a los que piensan en plural, donde fuentes, arroyos y ríos, fluyen a su albedrío. Luego, llega el estío, los cuerpos rendidos al culto del sol, al igual que dijo el poeta Lorca, referente a la virtud y pureza: "como sabanas blancas tendidas al sol", la niñas -supongo- de su pueblo. Tengo la vena poética subida.

En este tiempo en que  todos nos dedicamos a estar con la familia, a leer, descansar, amar, y a desconectar.

Todos felices, un@s estarán satisfechos con sus bronceados cuerpos, otr@s por encontrar el amor del verano, y cuando se consuman las hojas del calendario...qué?

Septiembre, se mostrará cruel y estará al acecho, vendrán con él, las matriculaciones escolares, ropa para el "cole", libros, para el papá la renovación de su club de fútbol, y luego llegará el cartero con la temible carta...de los gastos de la "visa", - hay días que mas vale no mirar el buzón - y que decir de rellenar la "nevera" que dejamos con el "culo" al aire, cuando nos fuimos.

Seguro que cuando nos miremos al espejo, el color "cangrejo" que tanto nos "molaba", nos de hasta un poco de "repelús". Amigo, no te deprimas, saborea estos últimos días de agosto, ya tendrás tiempo lluvioso - por tus mejillas - y no como el que tenemos los que estamos al pie del cañón, esta tarde aquí sobre la capital del Principado.

Los placeres se pagan...seguro. Pero, sin ellos, nunca seriamos felices. Solo se vive una vez, primero el presente, lo otro cuando toque. Ser dichosos siempre y en todo lugar.