A la cocina económica y gracias

Encuentro contemplando la estatua de Rufo a mi querido colega Rafael del Naranco, un periodista gijonés con el que trabajé en mis años jóvenes en el diario Región.

Escribía entonces un artículo diario titulado "Cartas a Patricia" que tenía muchas lectoras, encandiladas por su literatura sentimental e incluso rosa. Como entonces, al igual que ahora, las cosas no estaban fáciles para los aprendices de la pluma se fue para Venezuela donde ejerció el periodismo durante 40 años. Primero en "El Impacto" en isla Margarita donde en cierta ocasión le visité y luego en el grupo Capriles de Caracas. Jubilado regresó a España no sin antes pasar por etapas difíciles en aquel país. Se hizo muy amigo de Hugo Chaves cuando el luego presidente iniciaba su carrera política y terminó siendo uno de sus enemigos más acérrimos, disconforme con su actitud dictatorial y anti democrática. Ahora Rafael del Naranco vive en Valencia de donde es su esposa y continúa escribiendo a diario artículos en diversos medios.

Le encuentro cabreado porque ha venido unos días a Asturias para ver a dos hermanos que residen en Gijón y ha tardado casi un día en hacer el viaje en tren, traslado incluido a un autobús en la zona de Valladolid por una avería de RENFE. No me extraña que la presidenta del Partido Popular de Asturias Mercedes Fernández tenga la humorada de manifestar que "el AVE de Asturias está al caer". Al paso que vamos será al precipicio aunque, estoy seguro, la dirigente popular estará en segunda fila el próximo día 29 en León asistiendo a la inauguración del AVE con Mariano Rajoy incluido.

Rafael del Naranco, como todo buen asturiano, se encuentra muy preocupado por la situación de su tierra que es la nuestra y eso que la observa a distancia.. Como si no tuviéramos suficientes problemas sus señorías, los 45 diputados del parlamento regional, comienzan a entretenerse con amplias discusiones para reformar la ley electoral, tal como ha exigido Izquierda Unida al PSOE tras el pacto firmado por ambas formaciones para que Javier Fernández y su mediocre equipo siga gobernando otros cuatro años más.

Veremos a ver lo que ocurre en nuestro país tras las elecciones catalanas del próximo domingo. Veo por televisión la trifulca ocurrida hoy en el balcón principal del ayuntamiento barcelonés entre los que exhibían una bandera catalana y los que querían mostrar la bandera española Junto a ellos Arturo Mas se partía de risa- y siendo vergenza. ¿A dónde hemos llegado?. Claro que la culpa no es solo de los independentistas, también de Madrid cuyo poder central parece en muchas ocasiones estar adormilado y no supo cortar a tiempo la corrupción y desmadre económico en dicha autonomía.


Estamos en una nación llena de desigualdades con ciudadanos de primera o de segunda, según donde vivamos, y nadie parece poner orden en el concierto regional. Y estoy convencido, y por tanto muy preocupado, que pese a la madurez del pueblo, a la mejora económica, al esfuerzo y sacrificio de los de a pié, así no se va a poder continuar mucho tiempo. Puede que la inflexión sea en diciembre con las elecciones generales pero mientras observo al bipartidismo pesado y obsoleto y a los emergentes despistados e inestables, la maquinaria de nuestra administración en sus tres frentes, estatal, autonómica y municipal, continúa sin sufrir el adelgazamiento que una sociedad moderna y competitiva exige con el consiguiente ahorro de gastos superfluos que tanto gravan el presupuesto, o sea, el bolsillo de los ciudadanos.

Hoy un juez ha ordenado el embargo de los bienes de Rodrigo Rato por no hacer frente a los 18 millones de euros que hace tres meses le impuso como fianza. Para el veterano y chapucero político la luna de miel acaba de casarse- va a terminar convirtiéndose en luna de hiel. Y es que hasta Iker Casillas acaba de demandar a Bankia al considerarse como uno de tantos españoles estafado por el banco que presidió el fuera director del Fondo Monetario Internacional cuya pensión también le ha sido embargada. La próxima vez que Rato visite Gijón, nada de comer en el Club Náutico; a la cocina económica y gracias.



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