El Presidente Von Weizsäcker dijo en 1992: "es esencial lograr una vecindad cooperativa de tal modo que las fronteras se conviertan en puentes".
Y se co-operaba, se ayudaba al desarrollo endógeno. Era proverbial la generosidad de los países nórdicos en la ayuda a los más necesitados.
Adviertan la diferencia con la Europa actual. Ahora se refuerzan las fronteras, se limita la entrada y se ha disminuido radicalmente la ayuda a la cooperación internacional.
La Unión Europea, de cuyos países salieron un día millones de emigrantes es ahora un lamentable ejemplo de insolidaridad.
Parece ser que Alemania está cambiando en los últimos días de actitud, al menos con los refugiados. La ayuda debe extenderse a todos, sobre todo teniendo en cuenta los inmensos beneficios de "los mercados".
Clamor popular para que, empezando por España, tendamos la mano y seamos consecuentes con nuestro pasado. Bastaría con que una parte de lo que España ha pagado en los últimos años por "deudas contraídas en la adquisición de armamento" (casi 5.000 millones de euros) fuera dedicado a la ayuda a los más necesitados.
Entonces sí que en Europa y en España en lugar de vallas y espinos construiríamos puentes.