Una de las nuestras.

Se ha creado la organización ONU mujeres, interesada en erradicar las discriminaciones de mujeres y niñas, sin que haya existido o se plantee crear el grupo ONU hombres, a pesar de las graves discriminaciones sufridas por estos mundialmente. Esta entidad ha nombrado como asesora a la controvertida ex ministra Bibiana Aído, sumada al proyecto junto con el donativo de casi cien millones de euros de nuestro gobierno, el mayor concedido pese a la grave crisis vivida en nuestro país. Refiriéndose al tema Aído aprovecha propagandísticamente el mito hembrista de la supermujer al decir: “me dejaré la piel, porque no sé trabajar de otra manera”. Simplemente otra fantasmada más que añadir al conjunto de vacuidades características de su acelerada y torpe carrera política. Efectivamente, la mujer que defendió el aborto bajo el argumento feminazi de que “un feto de 13 semanas es un ser vivo pero no es un ser humano” o planteó el gesto segregacionista de crear bibliotecas sólo para lectoras y autoras femeninas, la misma cuya dirección del Injuve y el Ministerio de Igualdad coincide con posibles irregularidades económicas investigadas por el Tribunal de Cuentas, la hipócrita defensora de la ley de igualdad que no respetó la paridad en su ministerio con una contratación muy favorable al sexo femenino, no presenta un perfil digno para este puesto y menos aún como consejera especial de la División de Gestión y Administración. Aun así este será su premio por pertenecer al corrupto movimiento feminista. Todo un cero para la ONU por su sexismo desde que en 1995 reconoció en la conferencia de Pekín su apoyo total al feminismo de género y por elegir como asesora a una de nuestras dirigentes menos populares, excluyendo de paso a hombres y mujeres mucho más brillantes que ella.



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