Vamos hablar de guarismos que no agradarán leer al lector. Serán unas líneas ásperas, cansinas y horripilantes.
Desde 1972 los líderes mundiales se reúnen cada 10 años para abordar los desafíos medioambientales del planeta. En las tres décadas transcurridas se ha llegado al convencimiento de que para defender el medio es preciso atender los problemas de la población humana mas pobre. Una causa sin otra estaría abocada al fracaso.
Así nació el concepto del desarrollo sostenible hace 13 años en Río de Janeiro: no agotar los recursos naturales pensando en el futuro, a la vez que se promueve el desarrollo de los 1.200 millones de personas que tienen de renta entre uno y dos euros al día.
Los dígitos hablan por sí solos. Los 30 países más poderosos representan el 20% de la población mundial, y ellos consumen el 80% de la energía y el 40% del agua potable. La contribución al progreso acordada en Río de Janeiro hace década y media de un 0,7% del PIB de los países llamados ricos, no sólo no han llegado a esa meta, sino que se ha reducido. No alcanza el 0,3%.
Debido a las malas condiciones del agua potable, 60.000 personas mueren al día. Cerca de 3.000 millones de seres beben agua de ínfima calidad y, de ellos, un tercio sigue sin acceder al liquido potable.
Unos 2.000 millones de hombres y mujeres no tienen acceso a la energía. Igualmente, más de 17 millones de hectáreas de bosque desaparecen cada año; unas 6.000 especies de animales se extinguen en ese tiempo y la expiración amenaza al 13% de las aves, al 25% de los mamíferos, al 34% de los peces y a un 9% de los árboles.
A pesar de esta lúgubre situación, cada año contaminamos más. Entre 1990 y 2.014 los gases de efecto invernadero han crecido un 9%. España ha contribuido a ese efecto con una subida enorme (un 31%) y EEUU, el país más contaminador, con un 18%.
La destrucción de los bosques como consecuencia de la acción humana provoca cada año la deforestación de 13 millones de hectáreas. El problema es especialmente grave en África, que pierde 4,1 millones de hectáreas anualmente. En la región central, la tasa de deforestación es del 6% anual. En África Occidental sólo queda un 10% de la selva original.
El agotamiento de los recursos en esta zona y en el sudeste asiático ha convertido a la Amazonía en el objetivo de las grandes multinacionales. Diez empresas de Europa, Asia y EEUU controlan más del 12% de la capacidad de extracción y transformación de la región y casi la mitad del valor de las exportaciones. Además, ocho grandes compañías ubicadas en los estados de Pará y Amazonas explotan terrenos forestales cuya extensión equivale a la de Bélgica.
La actividad de estas industrias amenaza la conservación del principal pulmón del planeta y contribuye al calentamiento de la atmósfera
A partir de la Revolución Industrial, el hombre ha puesto en el medio ambiente más de 100.000 sustancias químicas sintéticas. Los contaminantes de la atmósfera más comunes son el dióxido de azufre, los óxidos de nitrógeno, el monóxido de carbono, el ozono, el plomo y las partículas en suspensión. Su acumulación provoca graves daños en la salud y en el medio ambiente.
Mucho más de la mitad de la población mundial que vive en la pobreza extrema depende de la agricultura para su subsistencia. La Tierra ya alcanza los 7.200 millones de personas, lo que representa un aumento de 1.900 millones. Este incremento contrasta con la reducción del crecimiento agrícola, que se sitúa en el 1,8% de promedio anual.
Ya lo hemos dicho: cifras espeluznantes que no invitan a leer. El viejo adagio: ojos que no ven corazón que no siente, viene en esta ocasión a la medida de la conciencia actual de los seres humanos.
Solamente el Papa Francisco, con un coraje admirable, ha tomado partido de manera responsable por la salvación del planeta.
El será la conciencia vida de nuestro tiempo.
Nota añadida
Terminada esta columna, recibimos esta importante noticia:
El gobierno estadounidense anunciará, la creación de un plan para reducir en un 32% las emisiones de carbono de las centrales termoeléctricas en 2030, esto con respecto a los niveles de 2005.
“El cambio climático no es un problema para otra generación. Ya no”, dijo el presidente estadounidense, Barack Obama, en un vídeo publicado por la Casa Blanca en su página oficial.
“Por eso, mi Administración presentará la versión final del 'Plan de Energía Limpia' de EE UU., el paso más grande y más importante que hemos tomado nunca para combatir el cambio climático”.
La sufrida Tierra nuestra acaba de ganar una. Nunca es tarde.