Los problemas sociales llegados de Venezuela presentan un panorama infecundo. Un informe realizado bajo la tutela de Evan Ellis, perteneciente al Instituto de Estudios Estratégicos del Ejército de Estados Unidos, no es nada halagüeño. El régimen de Nicolás Maduro, heredero directo de Hugo Chávez, no ha sabido encauzar los arduos errores políticos y económicos heredados del creador de una ideología denominada “Socialismo del Siglo XXI”, cuya naturaleza y base programática, nadie supo su significado si es que lo tuvo en realidad. La idea primogénita del Comandante Bolivariano se fue con él al mausoleo levantado en el Cuartel de la Montaña en Caracas. Allí embalsamaron sus restos y es reverenciado como un semidios por sus seguidores.
El documento que presentamos, publicado por el diario El Nuevo Herald de Miami y expandido en otros medios de comunicación, no tiene desperdicio.
Todos los razonamientos coinciden en que el régimen de Nicolás Maduro conduce a Venezuela hacia la implosión, y la sospecha de que integrantes claves de las Fuerzas Armadas están involucrados en el narcotráfico espantan las esperanzas de que eventualmente intervengan para poner orden. Esta situación abre en el país una etapa de caos, hambruna y profunda agitación.
Si a esto se le suma una oposición desunida, sumada a las intenciones de un régimen “altamente corrupto” de permanecer en el poder a toda costa alejan las posibilidades de que se produzca una transición organizada, elevando el riesgo de un desenlace violento a una crisis que parece estar siendo ignorada dentro de los países del hemisferio.
En el texto hay párrafos alarmantes: “Un final caótico y violento se torna más probable con el transcurso de cada día, lo que tendrá serias repercusiones en la región”.
“El actual régimen criollo – se añade - está encadenado a una espiral de muerte económica y política dentro de la cual múltiples dinámicas que se respaldan mutuamente dificultan que se pueda escapar a la calamidad”.
La nación bolivariana enfrenta un estancamiento político –en el forcejeo entre una sociedad que anhela un cambio y una cúpula política atrincherada en el poder – que hace improbable que la nación pueda resolver la crisis por su cuenta en medio de una situación económica que se tornará peor cada día.
La interacción de estos factores - el estancamiento social y la creciente escasez - sugieren que la situación podría degenerar en un colapso económico y político”.
Incluso más allá de las protestas, en la medida en que las condiciones sigan deteriorándose, el ejército va a tener que incrementar el uso de la fuerza para preservar el orden.
La crisis venezolana viene siendo gestada desde hace 16 años, con la introducción del Socialismo Siglo XXI impuesto por Hugo Chávez, que condujo a la adopción de prácticas anti-empresariales que “han destruido virtualmente” toda actividad productiva fuera del sector petrolero.
En la agricultura, la producción es solo una triste sombra debido a un cúmulo de problemas que van desde invasiones de terrenos fomentadas por el régimen y la negativa del gobierno de otorgar dólares para importar insumos hasta la exigencia de corruptos funcionarios de que se le paguen sobornos con los escasos dólares que los cultivadores tienen.
“La producción ha colapsado, y el país importar las tres cuartas partes de los alimentos que necesita para alimentar a su gente, con el resultado — en momentos en que las monedas duras del gobierno escasean – de que los pobres de Venezuela tiene cada vez mayores dificultades para comer”.
Ante ese contexto, aunado a la caída de los precios del petróleo, “el gobierno se está quedando rápidamente sin dinero. Y para el 15 de junio, las reservas internacionales reportadas apenas sumaban 16,700 millones de dólares, dos tercios del nivel que tenía tres meses antes”, punteó el informe.