La siembra de Dios

Es una gozada ver esas mareas de gente joven,  con sus variopintas vestimentas, ocupando calles y plazas de Madrid para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud. Sus cantos, sus risas y bailes, incluso el desparpajo en contestar preguntas con mala uva de algunos informadores que andan buscando desequilibrios y manipulaciones eclesiásticas. Con 5000 periodistas acreditados en la JMJ puede haber de todo. Por cierto, la tendenciosidad de algún medio oficial,y no es TVE, está siendo lamentable.

Al margen de evidenciar un alto grado de planificación organizativa, más meritoria aun si se tiene en cuenta que el soporte procede del voluntariado, la JMJ se está desarrollando bajo parámetros de inmejorable comportamiento cívico por parte del millón largo de peregrinos. Actitud que contrasta con recientes marchas y la constatación de que encuentros entre “aficiones” exigen contundentes efectivos policiales.

Es resaltable, igualmente, el carácter ecuménico que tiene la convocatoria, para creyentes y no creyentes, que se corresponde con la actitud de la juventud en busca de alternativas a esa relativización de valores que produce desorientación. Por eso el Papa ofrece una doctrina de principios de alto contenido ético, de esperanza y rechazo a falsos dioses, recordando 2000 años de presencia a pesar de errores propios y persecuciones de otros.

 

El laicismo militante de una parte de la izquierda española, ha aprovechado la visita de Benedicto XVI para tener un día de gloria televisiva y proclamar que España es “menos católica” pero ocultando que más del 70% se declaran creyentes y que superan el 80% los alumnos que acuden a clase de religión por deseo libre de sus padres.El Papa refiriéndose a si eventos como el JMJ favorecen la religiosidad, ha dicho:”la siembra de Dios está fuera de estadísticas”.

 

Es palpable que desde ciertos sectores se mantiene una crítica permanente a la Iglesia Católica que ha señalado Benedicto XVI con gran claridad : “se reciben ataques, a veces sutiles, a veces abiertos, y el cristianismo se ve así expuesto a una presión de intolerancia que, primero lo caricaturiza como perteneciente a un pensar equivocado y después , en nombre de una aparente racionalidad, quiere quitarle el espacio que necesita para respirar”.

 

En España se mantiene una tradición, casi folklórica, de anticlericlarismo, pero en los últimos tiempos se ha transformado en ataques descarados de una progresía sin suficiente bagaje intelectual, anclada en el pensamiento único, queriendo imponer una hegemonía cultural y de políticos radicales que llevan el cazo electoral a cualquier esquina.

 

La más reciente muestra ha sido la manifestación contra la visita papal .Partiendo de la legitimidad  de la discrepancia con todo ,contra el Papa, los obispos, la Iglesia, ect si es exigible un mínimo de argumentación, coherencia y respeto, mucho respeto. Se puede atacar a las ideas pero no a las personas. Y de coherencia nada de nada. ¿alguien vio alguna pancarta de critica al Gobierno, a Bildu, al paro o al coste de los liberados?.Y de respeto a la Constitución, tampoco .Bastaba con ver las banderas de unos y otros.

Si la argumentación era por el apoyo material de las administraciones ,convendría recordar también como la Iglesia dedica gran parte de sus recursos a ayudar materialmente a los más necesitados. Quien tenga dudas que vaya a Cáritas o se de una vuelta por los centros de asistencia ,incluidos comedores que no sostienen ni la progresía, ni los partidos ni sindicatos. Faltaba más.



Dejar un comentario

captcha