El títere de Aznar y "Trillo de Oro" en el año 2016 de Castrillo de Villavega (Palencia), Pablo Casado, continúa desprestigiando la política española en su afán por no perder las pisadas que quedaron en una playa andaluza tras el paso -cual Charlton Heston por Peñíscola- del caballo y el caballero Santiago Abascal, presidente de Vox, comprometido en encabezar la II Reconquista de no se sabe qué.
Tal es la verborrea diaria del títere que -comentan fuentes autorizadas del Partido Popular- hasta el mismo José María Aznar esta sobrepasado por la deriva extraordinariamente populista de su inquieto muñeco. Es evidente que tras el abandono del anterior presidente, Mariano Rajoy, el Partido Popular no acertó con sus sucesor, el paso del tiempo lo confirmará.
La política, con los nuevos actores incorporados últimamente, está descarrilando un día sí y otro también como lo hacen los trenes que unen a Asturias con la meseta a su paso por Pajares; el cuento del ancho de vías para la variante es el cuento de nunca acabar y ya resulta como insoportable argumento del abandono de nuestra región.
Acabamos el año peor que cuando lo empezamos, sabiendo que el próximo ya no podremos subir a los lagos de Covadonga los fines de semana, que el paso por los Picos de Europa estará aún más restringido, que Hunosa agoniza sin alternativas, que cada vez somos menos habitantes y que, para colmo, igual no se vuelve a celebrar la rifa de la "xata" de Manzaneda, en Gozón, por la presión de los colectivos animalístas.