No cabe la menor duda de que una parte de España -la macro económica, la de los ricos, la de las grandes empresas- está saliendo de la crisis si es que en algún momento esa parte de España estuvo en crisis.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tiene razón cuando insiste en que el Partido Popular ha logrado el milagro -sin iniciativa propia, solo siendo un buen mandado de los intereses financieros y de los poderes fácticos ultra liberales- de reflotar la nave nacional que los socialistas -no la provocada estafa mundial llamada crisis- habían dejado casi hundida.
Ayer el Real Madrid -el equipo del divino presidente, Florentino Pérez; el equipo que se permite, sin acabar la Liga, hacer provisión de fondos para el próximo año gastando millonadas, por supuesto con salida de divisas, en la compra de nuevos jugadores representados, seguro, por algún desinteresado intermediario- ganó nueve a uno al modesto Granada. Una misión heroica y de una transcendencia humana digna de que el "Marca" la compare como mínimo al descubrimiento de América o a la proeza de Juan Sebastián El Cano dando por primera vez la vuelta al mundo en la nao "Victoria".
La España del Partido Popular está tan dividida como la Liga española. Mariano y los suyos solo ven a la sociedad del relumbrón y de los grandes números. No les interesa la precariedad social, los millones de parados, el aumento de la pobreza, la hambruna infantil, o, por poner un solo ejemplo de quienes viven en la realidad, las alarmantes cifras que proporciona Cáritas. El modesto Granada, aunque tenga que ser telonero del lujurioso y escandaloso Real Madrid, pertenece a esa otra Liga española, la pobre, la que no solo recibe nueve goles sino que hasta uno de ellos incluso lo mete en propia puerta. Así salen algunos de la crisis.