Resulta sorprendente comprobar en pleno siglo XXI lo poco que hemos evolucionado en ciertos aspectos, y más concretamente en lo relacionado al sexo y sus circunstancias. El prototipo del macho ibérico continúa comportándose como antaño y la sociedad sigue considerando que cuantas más mujeres se lleve a la cama, incrementará su prestigio de reputado conquistador, pero si es la mujer la que fornica con varios hombres, de inmediato se le adjudicará la categoría de furcia. Similar criterio al que circula entre los jóvenes. Cuando uno sale con muchas chicas a la vez es catalogado de líder de la pandilla y en caso contrario, el que siempre lo hace con la misma, pasa a militar en el colectivo de los mierdecillas…Resumiendo, para la mujer implica gran importancia atraer y gustar mientras que el hombre, mucho más primitivo y simplón, su meta consiste en cazar y follar (practicar el coito según del diccionario de la RAE).
Como afirman los estudiosos de la personalidad, llama poderosamente la atención que una sociedad en permanente cambio, evolutiva y a velocidad vertiginosa, en algunos comportamientos permanezcamos anclados al pasado y sin la menor intención de cambio.
Hombres y mujeres, considerados aisladamente se convierten en seres incompletos, dado que la unidad de felicidad, aunque con matices, es la pareja cuando se comprometen y comparten casi todo, nada que ver con la satisfacción puntual que proporciona una conquista con revolcón incluido, que tras logrado y disfrutado el trofeo, a continuación aparece la necesidad de abandonar porque la hazaña, una vez consumada, nada o muy poco aporta al margen de contárselo a los amigos de confianza para presumir y provocar su envidia, que salvando las distancias es como la lotería, cuyo mayor placer no proviene de la millonaria cuantía del premio, sino por tocarle a una sola persona y nada al resto de los que también participaron en el juego.
No obstante, contrastando la práctica activa del sexo con la contemplación y consumación literaria y cinematográfica del mismo, todo parece indicar que el efecto se invierte. Centrándonos en la trilogía de “50 sombras de Grey” (71 millones de libros vendidos), ha sido leída por muchas más mujeres que hombres, ocurriendo algo similar con la pobre versión cinematográfica, que a pesar de las durísimas críticas recibidas ha sido visionada en nuestro país y en dos semanas por 2.056.968 espectadores, con una recaudación de 13.345.080 de euros, mientras que la oscarizada “Birdeman”, en 7 semanas, solo ha conseguido que la vean 3.519.853 personas y una recaudación de 568.682 euros, los números cantan pero si preguntas a algún amigo o amiga si ha visto la primera, en la mayoría de los casos, te mirarán circunspectos y salvo raras excepciones te dirán (mintiendo) que no, todo lo contrario si la referencia es a la segunda en que la contestación será un rotundo si (mintiendo también). Lo que viene a demostrar que los temas de sexo, compartido o en solitario, solo se tratan con personas de gran confianza y en privado, es decir, a través de Internet…El resto de explicaciones y conjeturas sobre el presente artículo, quedan totalmente a gusto del consumidor.