Llevaba una temporada sin recordar, cuando despertada, qué había soñado. Como vivimos unos tiempos en que hay remedio para casi todo, me compre un medallón atrapasueños. Es fabuloso. Lo recomiendo. Desde que lo llevo puesto mi humor, mi optimismo, mi insensatez han aumentado muy considerablemente. Yo, que nunca, en cuestión de féminas me había (como se dice vulgarmente) comido una rosca, sueño que me ligo a las mujeres más hermosas del mundo entero y, para no despertar envidia me callo lo que me hacen y lo que yo les hago a ellas. Sueño que ya no tengo deuda alguna y poseo una saneada fortuna en un par de bancos españoles y suizos. Sueño que soy mucho más alto de lo que soy y ¡oh, increíble prodigio! extraordinariamente guapo.
Bueno, en este momento estoy en la cárcel por no haber pagado mis numerosas deudas, pero no me preocupa lo más mínimo porque esta misma noche voy a soñar que me evado en un avión que me va a llevar a Holanda, país que me encanta porque en ningún otro país del mundo tienen más plantas de mi flor favorita: el tulipán. Y para el caso de que alguien se esté preocupando por mí, le garantizo que mi estado mental es de los más excelentes que se pueden encontrar hoy en día.