Concluyó la convención del Partido Popular. Al expresidente del Gobierno, el reaparecido geoestratéga José María Aznar, no se le vio precisamente cómodo ni en su intervención ante las masas ni con las intervenciones del resto de los dirigentes de su formación, incluido su cabeza de lista y actual presidenteMariano Rajoy.
El Partido Popular ha demostrado, una vez más, que hace las cosas muy bien para los que le profesan auténtica fe -si no es imposible estar aguantando sus discursos populistas- y muy mal para quienes con objetividad pretenden hacer un profundo análisis de las actuaciones y decisiones adoptadas por ellos desde que gobiernan en España con mayoría absoluta.
Después de tres años de gobierno aún son incapaces en sus discursos de desprenderse de la ya aburrida referencia a la "herencia recibida". Y cuando lo único que hicieron en estos tres últimos años fue seguir como alumnos aventajados el dictado de la "troika" y de la canciller alemana, Ángela Merkel, se apuntan como propias las circunstancias coyunturales de la economía mundial (bajada del precio del petróleo, bajada de los tipos de interés, depreciación del euro con respecto al dólar, intervención decisiva de Mario Draghi y su fábrica de dinero,...).
La únicas medidas de iniciativa propia, las adoptadas con su mayoría absoluta y siempre sin el consenso del resto de los grupos parlamentarios, las que afectan también más directamente a los ciudadanos (pérdida de derechos sociales, contratos de trabajo miserables, recortes en todos los ámbitos, precariedad, desigualdad y, en definitiva, más pobreza), esas medidas, para ellos, para los dirigentes del Partido Popular, son medidas necesarias pero de "baja intensidad" pues solo afectan a una "minoría" de los más necesitados.
La convención del Partido Popular y el discurso de su presidente, Mariano Rajoy, en cuanto que continúa con la obsesión de achacar al principal partido en la oposición, el Partido Socialista Obrero Español, toda la culpa de la tremenda crisis mundial, han conseguido que el partido de nuevo cuño, Podemos, gane peso en la intención de voto de los españoles. El Partido Popular con su egocentrismo le está haciendo un impagable favor a Podemos en su precampaña electoral.
Concluyó la convención el mismo día que en Grecia casi el 40% de sus ciudadanos apoyaban a Alexis Tsipras líder de Syriza, partido que, como Podemos en España, quiere dar un giro a la forma de gobernar, es decir: más con el pueblo y menos con los mercados. La convención del Partido Popular dio la espalda a los cambios que irremediablemente se avecinan, sus lideres no pisan el suelo de la realidad y siguen creyéndose los únicos propietarios de la formula de la dignidad nacional. Y eso que hasta Luis Bárcenas, su extesorero en excedencia, recién salido de la cárcel para ver la convención más de cerca, les cuestiona tal dignidad al recordar los sobres cerrados y la doble contabilidad