“Nada es fácil, hacemos lo que podemos. Animo” “Conmigo puedes contar siempre y sabes que te estoy agradecido por el apoyo que personalmente siempre me has dado” “Luis, lo entiendo. Se fuerte. Mañana te llamaré. Un abrazo”.
El contenido de estos tres mensajes, perfectamente podría ser interpretado como un intercambio de consejos y recomendaciones entre dos íntimos amigos, ante una situación muy crítica atravesada por uno de ellos, si bien, como todos sabemos, dichos textos entrecomillados, corresponden a los SMS que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, envió a su extesorero, Luis Bárcenas. Habría que ser muy cínico, por no emplear otro calificativo, para negar que entre ambos personajes existía algo más que una amistad de compromiso, ya que de no ser así, el tono de las comunicaciones jamás alcanzaría tal grado de confianza y proximidad. Recordemos también que en aquellos momentos, el Jefe del Ejecutivo pidió al tesorero negara la existencia de una contabilidad “B” y los sobresueldos.
Con tales antecedentes mas lo sucedido a partir del 2013, no hace falta ser ningún profeta para adivinar que el presente año resultará sumamente complejo. En principio motivado por la celebración de elecciones municipales, autonómicas y generales, unido a los posibles anticipos que puedan producirse de autonómicas catalanas y andaluzas, y todo ello aderezado con la presumible dureza de las correspondientes campañas electorales.
El primer acontecimiento que ha convulsionado la escena política, fue el escrito enviado el pasado día 16 por la Fiscalía Anticorrupción a la Audiencia Nacional, solicitando 42 años y medio de cárcel para el citado Barcenas por la trama “Gürtel” e imputando a 41 personas más, muchas de ellas pertenecientes al PP. Para enredarlo todo un poco más, Esperanza Aguirre, que ahora está postulándose para la Alcaldía de Madrid, será citada como testigo ,con la violencia que se originará cuando tenga que declarar, por ejemplo, sobre su mano derecha Alberto López Viejo, acusado de haber amañado 348 actos públicos de la propia Aguirre.
El inesperado adelanto del citado caso “Gürtel”, es lo peor que le pondría haber ocurrido al Partido Popular que coincidirá con el inicio de campaña, teniendo en cuenta que todas las formaciones políticas se juegan mucho en estos comicios, y excepcionalmente el PP, justo cuando el Gobierno pretende vender su mensaje de unidad y prosperidad económica. Los populares se sienten muy dolidos a sabiendas de que toda la oposición se volcará en la corrupción como argumento principal para desprestigiarles. Teniendo en cuenta que ya están muy tocados por este tema, empeorado recientemente por el encarcelamiento de Francisco Granados (el que en las tertulias se desgañitaba exigiendo que los corruptos tendrían que devolver hasta el último céntimo de lo robado más la multa correspondiente..¡¡Vivir para ver!!).
En efecto, los fantasmas de un pasado presuntamente corrupto, han aparecido en el momento más inoportuno, y el no haber solucionado hace años estos problemas provoca que ahora afloren con especial virulencia. Posiblemente los españoles no seamos rencorosos pero si gozamos de buena memoria. Todos hemos escuchado que cualquier mindundi del PP, cuando acude a una de las muchas tertulias de debate en radio y TV, ya sea en concepto de invitado especial o vulgar participante, inevitablemente, en cuanto se presenta la oportunidad y tal como se les tiene ordenado, la primera frase que sueltan es “aunque queda mucho por hacer…”, para a continuación soltar el rosario de aciertos de su Gobierno, matizando que nada tienen que ver con los brotes verdes y chorradas varias de los socialistas. Lo nuestro, suelen afirmar engolados, aparte de salvar del naufragio al país, léase rescate, hemos reducido el paro e incrementado las cotizaciones a la S. Social, etc. etc. etc.
Otro aspecto a cuidar por parte de los conservadores, sería el evitar la aparición de alguno de sus dirigentes por mucho que les motive las cámaras, hacer declaraciones y participar en mítines, tal como es el caso de la secretaria general, Dolores Cospedal García, toda vez que al margen de gozar de credibilidad nula, su sola presencia, invariablemente, mueve a la desconfianza. El pretender estar siempre en posesión de la verdad absoluta, ya de por sí resulta desagradable, lo que provoca que con cada una de sus intervenciones, el saldo de posibles votantes se deteriore sensiblemente. Su autosuficiencia resulta irritante. Prueben a esconderla durante una temporada y verán como todo mejora en el partido. En cuanto Pablo Casado, aunque más sensato, como no modere su vehemencia, pasará también a engrosar la nómina de los desagradables.
Mención aparte merece el nombramiento del director de campaña de Carlos Floriano. Su elección es cuestionada por muchos españoles aunque solo fuese por su forma de expresarse, de donde quizá haya partido la decisión de nombrar al citado Casado como portavoz de campaña. La afirmación de Floriano a la hora de valorar la repercusión que podrá tener el caso “Gürtel” insistiendo en que “el tiempo les dará la razón y entonces serán muchos los que tengan que pedirles perdón “ resulta demasiado fuerte. Entiende que no corresponde acusar al partido popular por los hechos que se le imputan, cuando corresponden a personas concretas, respecto a las cuales el PP es absolutamente ajeno, con lo cual cabría preguntarse ¿a que partido pertenecian?
Mire don Mariano, a los españoles, e imaginamos que ocurrirá lo mismo con ciudadanos de otros países, nos molestan muchas cosas, pero lo que no admitimos es que reiteradamente se pretenda el tomarnos por idiotas. Ya está bien de adjudicarse la creación de puestos de trabajo y el consiguiente incremento de cotizaciones a la Seguridad Social, cuando es algo que pertenece exclusivamente a nuestros tenaces y esforzados empresarios y autónomos, dejándose la piel, con jornadas interminables y en muchos casos, arriesgando sus propios patrimonios personales con tal de no cerrar sus empresas y poner a sus empleados en la calle. Son estas personas y nada más que ellas las que con su denodado esfuerzo se han dejado la piel por superar la crisis. La ciudadanía puede entender perfectamente que para usted sea un trauma no alcanzar una segunda mayoría absoluta, pero mucho nos tememos que así ocurrirá y no solo por el abultado desempleo sino por la corrupción, terrible lacra que todo lo destroza, incluso el poder seguir gobernando y pasar a formar parte de la oposición, algo que entendemos no aceptaría. Quedan muchos meses y sucederán muchas cosas y es posible que no ocurra nada de lo aquí preconizado, pero eso es precisamente la esencia de la democracia. Lo que nadie cuestiona es que con nuestros votos, gobierne quien gobierne, España siga creciendo y ocupe el digno lugar que le corresponde en la CE.