Algo no rueda en el ALSA

Cuando escribo estas líneas continúa la huelga del ALSA que desde el lunes pasado sufrimos los asturianos o quienes nos visitan. Las negociaciones entre las partes -fue CCOO quien convocó el conflicto- son intensas pero hasta el momento, por lo que yo se, infructuosas. Ha habido violencia, sufriéndola incluso autobuses ajenos al ALSA que se dedican al transporte escolar, y la tensión se palpa en un conflicto fatal para la imagen de nuestra autonomía.

La actual ALSA es una empresa asturiana más en manos de una multinacional. O sea, un ejemplo de la colonización que estamos sufriendo si bien la familia Cosmen con un 18 por ciento son los principales accionistas individuales del grupo británico NX Express actuales propietarios del ALSA. Ya quedan lejanos los tiempos en que Automóviles Luarca S.A. era una empresa querida y entroncada en la vida asturiana cuyo máximo responsable, José Cosmen Adelaida -falleció hace un año- la gestionaba, sí, con puño de hierro en guante de seda pero con una dedicación a la misma muy por encima de lo que un empresario suele aplicar a su compañía familiar. Recuerdo como veteranos conductores del ALSA me recordaban en ocasiones como don José, como le conocían, no faltaba a un funeral cuando fallecía algún allegado a sus trabajadores, ni tampoco faltaba un detalle el día de su boda, además de reunirse con los más veteranos cada año para celebrar onomásticas y cumpleaños, conociéndoles, por supuesto, con pelos y señales, familias incluídas.

El caso es que la expansion del grupo y consiguiente internalización ha supuesto una pérdida de identidad regional y aunque su presidente en el Principado es Jacobo Cosmen, que desempeña también una de las vicepresidencias de la Federación Asturias de Empresarios (FADE), sus muchas ocupaciones hace que el sabor asturiano también se le haya ido perdiendo. Los Cosmen, como los Masaveu, son familias cuyas actuales generaciones han ido despegándose de nuestra tierra, que es la suya, quizás porque ésta se les ha quedado pequeña y también porque a veces les ha faltado el calor de nuestra sociedad y de nuestras administraciones.

Volviendo al conflicto que afecta al ALSA era algo que se veía venir desde hace meses. Hubo conatos de huelgas desconvocadas al final de prisa y corriendo hasta que por fin el cántaro rompió. Lo curioso del caso es que la opinión pública no tenemos claro el por qué se ha llegado a esta situación -nada menos que una huelga indefinida-. No ha habido por las partes explicación clara teniendo en cuenta además que el ALSA es una empresa saneada que en los últimos tiempos además se está beneficiando tremendamente con la bajada en el precio del gas oil. Por cierto, no me ha gustado el detalle de la dirección de la compañía exhibiendo nóminas para que nos enterásemos de lo que gana un operario. Parece ser que en los últimos tiempos se ha traído de fuera nuevos ejecutivos con el consiguiente desconocimiento del terreno en el que se mueven.

A primeras de esta noche la empresa había presentado una nueva oferta a los representantes sindicales quienes la están estudiando pendientes de celebrar una asamblea con el resto de la plantilla. Solo espero que lo más rápidamente se llegue a un acuerdo y al fin del conflicto y que las heridas cicacitren. No debo finalizar este comentario sin dedicar un elogio al SASEC, servicio de mediación y arbitraje del Principado, del que me consta está volcándose para que las partes lleguen a un acuerdo. Espero que lo consiga, antes mejor que después.



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