Señales y reconocimiento: Los indicadores de las estaciones de esquí

Ayer y L.lena acaban de pedir a Fomento que coloque en la A-66, en Campumanes y Uxu, concretamente, paneles que indiquen las salidas para las estaciones de esquí de Valgrande-Payares y de Fuentes d'Iviernu. El motivo: evitar que los turistas se despisten o pierdan.

La petición, razonable en principio, parece, sin embargo, escasamente útil, pues es difícil suponer que alguien que venga de fuera de Asturies en coche a esquiar no disponga de algún recurso vía satélite -móvil, GPS- que lo oriente metro a metro hasta el término exacto adonde quiere dirigirse.

Por cierto, esa demanda de presencia en los paneles de señalización de las carreteras es cada vez más frecuente: son numerosos los pueblos que se sienten preteridos o menospreciados si el nombre de su lugar, grande o pequeño, no aparece en los indicadores. En ocasiones, vecinos y autoridades efectúan su demanda de forma institucional; otras, acuden a rotular ellos mismos en los carteles ya instalados.

Esa exigencia de "verse" constituye una manifestación más de lo que Hegel denominó "la lucha por el reconocimiento", algo que tiene que ver con la identidad, con la dignidad y con la autoestima. Un sentimiento que albergan lo mismo los grupos humanos que las personas y que en lo colectivo da lugar a reivindicaciones de tipo político (autonomía, independencia) o cultural (lengua, tradiciones) y, en lo individual, a la exigencia de estima y respeto.

Esa reclamación de identidad en los carteles tiene también un paradójico efecto inverso. Cuántas veces no oímos protestar a tantos españoles castellanohablantes al ver los topónimos que ellos creen los fetén escritos en la lengua en que son verdaderamente fetén. Y es que entonces (además de argumentar con esa ridiculez de que corren el riesgo de desorientarse) ellos se sienten también agredidos en su identidad y exigen que los demás se sometan a su "yo".

Algo sabemos de eso por aquí.



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