Si insufrible resulta toda la porquería, léase corrupción, que todavía no ha aflorado, más todavía lo es el tener que soportar al ejército de sinvergüenzas que continúan viviendo fabulosamente con los réditos de lo que en su día defraudaron. Los ciudadanos están asqueados de tanto oír a los políticos prenunciándose sobre la necesaria regeneración de todos los partidos sin distinción de siglas, y cuanto más énfasis le dedican al tema, lo único que inspiran es mayor desconfianza. ¿Recuerdan a Francisco Granados (PP), en las tertulias políticas reclamando la devolución hasta el último céntimo de lo sustraido por los socialistas?. No sabemos si seguirá pensando lo mismo desde que ejerce de presidiario.
Que España necesita cambios urgentes es incuestionable, pero el inconveniente radica en que la mercancía que pretenden vendernos los nuevos mercaderes de “Podemos”, no ofrece la más mínima calidad, toda vez que sin haber tocado poder y carentes de la más mínima experiencia de gobierno, ya han sido acusados de la comisión de presuntos fraudes. Con lo cual el desánimo en la sociedad está totalmente justificado.
No podemos seguir conviviendo con esta pléyade de usurpadores profesionales del dinero público, es decir el nuestro, quienes aprovechándose de sus respectivos cargos en la administración a nivel municipal, autonómico y central se han lucrado hasta las trancas. Sobran las monsergas y declaraciones de buenas intenciones, lo que se impone es endurecer la legislación y aplicarla con todo rigor a los casos de corrupción demostrada para intentar terminar o al menos reducir esta lacra que tanto nos daña y desprestigia interna e internacionalmente.
El ejemplo que estamos trasladando a las jóvenes generaciones no puede ser más nefasto y destructivo. Es menester poner coto a tantos desmanes y recuperar el prestigio que corresponde a un país como el nuestro. Según los entendidos, solamente se detecta un 10% de la corrupción existente en estos momentos. No podemos seguir tolerando la existencia de tanto indeseable, auténticos artistas en apropiarse de lo ajeno. Tiempo ha que nos sobran los Rato, Blesa, Guerrero y un largo etcétera, con independencia de su credo político.
Mire don Mariano, que a usted le acusen y critiquen por su indolencia, carencia de liderazgo y no dar la cara en ocasiones que lo requiere no supone decubrir ningún secreto y podrá estar más o menos justificado, pero no se equivoque, lo que jamás los ciudadanos van a olvidar ni perdonar es el no haber resuelto la galopante corrupción que padecemos hasta la náusea, con sus terribles efectos y consecuencias. Póngase como quiera, pero es imposible borrar de la mente de millones de españoles los mensajes intercambiados con su ex tesorero y persona de confianza, Luis Bárcenas, actualmente en la cárcel y sin saber hasta cuando….
Sinceramente, ¿considera que debemos agradecerle sus desvelos como gobernante? Una vez más debemos recordarle que los puestos de trabajo los crean los empresarios y no su Gobierno, verdaderos artífices de la superación de la crisis. En cuanto al dinero recaudado por la vía de los impuestos, su misión solo consiste en administrarlo y por la forma de hacerlo ne es precisamente para felicitarles. Intente entendernos, una gran parte de culpa sobre lo que ocurre en España es suya y mientras no se proponga seriamente extirpar tanto envilecimiento y deshonestidad, la degeneración continuará creciendo hasta convertirse en insufrible ¿Qué pretende?, ¿Qué le felicitemos y votemos ahora? Sería ridículo ¿verdad?