Artículo dedicado a la memoria de mi buen amigo, maestro de periodistas, Eugenio Suárez, que falleció esta noche en Avilés a los 95 años. Descanse en paz. Su pluma siempre la tendré presente.
Esta noche falleció en un hospital de Avilés el periodista, maestro de maestros, Eugenio Suárez. Tenía 95 años y desde hace unos cuantos vivía en Salinas. Hasta el final no dejó de escribir sus crónicas sabrosas, llenas de anécdotas de la historia del periodismo español, en la edición avilesina de “La Nueva España”. Por fortuna hace tiempo trabé amistad con el maestro gracias a la mediación de otro estimado colega, José Luis Poyal. Eugenio Suárez, nacido en Daimiel pero con fuertes raíces desde su infancia en Asturias, fue un aventurero, en el buen sentido de la palabra, del periodismo. No solo lo ejerció como ágil plumilla sino también se convirtió en famoso editor fundando el periódico de sucesos “El Caso”, del que fui corresponsal una temporada en el Principado, y “Sábado Gráfico”. Se arruinó y enriqueció en varias ocasiones y tuvo, por supuesto, una relación agridulce con los políticos y el poder, pero ni los años ni la soledad le hicieron cerrar la pluma que mantuvo ágil e incisiva hasta su final.
La última vez que estuve con el maestro fue en una tertulia fallida que preparó el periodista Manuel Cimadevilla en su establecimiento ovetense de “La Venera” a la que solo acudió David Ruiz y su esposa Cristina Tolivar así el colega Mario G. Bango también buen amigo de Eugenio Suárez. Aunque el público solo éramos cuatro Eugenio Suárez a lo largo de dos horas nos contó vida y milagros de su vida, digna de un guión de Hollywood. Sus padres eran asturianos y estuvo de corresponsal tras la guerra civil española en Berlín y Budapest.
Cuando fundó “El Caso” -aún recuerdo a su reportera estrella, Margarita Landi, una colega rubia y guapa que fumaba en pipa- no sospechaba el éxito que iba a obtener y eso que eran los tiempos difíciles del régimen franquista. Fue sin duda un acontecimiento histórico en el periodismo español, no suficientemente valorado por muchos de nuestros colegas a quienes la envidia y los compromisos políticos les pesaban más que el reconocimiento de una aventura periodística que enseguida sobrepaso de aquella los cien mil ejemplares.
Dada su débil condición física en los últimos tiempos Eugenio Suárez no hacía vida social pero así todo no faltaba, sin embargo, nunca a la reunión anual de la Asociación de la Prensa que celebramos en enero en honor de nuestro patrono San Francisco de Sales. Para los jóvenes y los que ya no lo somos tantos saludarle, hacernos una foto en su compañía y escuchar alguna de sus sabrosas anécdotas, era todo un atractivo. Recordarle ahora en el momento de su muerte me hace apoyar lo que siempre me decía pese a sus achaques: Seguiremos luchando. Por supuesto, amigo Eugenio. Siempre te tendremos presente aunque como es ley de vida su recuerdo con el paso del tiempo se vaya diluyendo en las generaciones más jovenes. El periodismo es un oficio efímero en cuanto a la inmediatez de la publicación pero es perenne en cuanto a la creatividad del autor. Pues eso, colega, seguiremos luchando.