El recién inaugurado portal de transparencia ha puesto de actualidad los sueldos de los políticos y, en especial, el sueldo de Rajoy, que, a pesar de ocupar la cúspide del poder, no es el que más gana.
Según dicho portal, Rajoy percibe un salario de 78.000 euros.
Son varias las interrogantes que plantea la polémica suscitada a las que trataremos de dar respuesta en este comentario.
En primer lugar, aclararemos que la cifra que se ofrece sobre el sueldo de Rajoy hace referencia únicamente a lo que se le acredita en nómina como Presidente del Gobierno, pero se obvia que Rajoy vive en el Palacio de la Moncloa a gastos pagos, que al cesar como Presidente del Gobierno le quedará una asignación y que también tendrá asiento asegurado en el Consejo de Estado con un sueldo que rondará los 80.000 euros.
Pero, aun dejando a un lado estas ventajas que no están al alcance de ningún otro cargo político ni, obviamente, de ningún otro trabajador, público o privado, analicemos el sueldo de Rajoy desde una perspectiva técnica.
Rajoy, como Presidente del Gobierno, sería, mutatis mutandis, el gerente de una gran empresa llamada España con una plantilla que ronda lo 44.000.000 de trabajadores.
Pues bien, el sueldo del más alto directivo de esta gran empresa se calcularía, en su mayor parte, atendiendo al cumplimiento de los objetivos fijados por los órganos directivos de la empresa en cuestión. En este caso concreto, se daría la circunstancia de que es el propio interesado, como responsable máximo del Partido Popular, el que ha delimitado esos objetivos a través del programa electoral del partido.
Siendo esto así, Rajoy ha incumplido la mayor parte de los objetivos que prometió cumplir, en base a los cuales fue elegido por los trabajadores de esa gran empresa, violentando la confianza que la plantilla puso en su gestión. Más aún, no solo no los cumplió, sino que en muchos casos actuó de forma antitética a como había prometido.
Por tanto, Rajoy –siguiendo con el ejemplo- hubiera sido despedido al mes de haber sido nombrado.
Mas, como no vivimos esa ficción, sino la realidad de la política, Rajoy seguirá en su puesto los cuatro años que dura la legislatura, al no estar vinculado por mandato imperativo.
En conclusión, la discusión que se ha abierto sobre el sueldo de Rajoy no debe plantearse en términos cuantitativos: no se trata de si gana mucho o poco, sino de si merece o no el sueldo que gana, y la conclusión es que está cobrando lo que no debiera cobrar si hubiéramos de atenernos a las reglas aplicables a un buen gestor.
Hace ya años, publiqué un artículo en el que analizaba si era admisible la tendencia instaurada en los ayuntamientos en el sentido de fijar el sueldo de los alcaldes un euro por encima de las retribuciones del funcionario que más cobraba, normalmente el Secretario.
La conclusión era que tal tendencia partía de presupuesto falsos e interesados y que no manda más quién más cobra, sino quien, teniendo capacidad, aptitud, carisma, dotes de liderazgo y mando, manda bien, conclusión que sigue plenamente vigente dadas las circunstancias.
El planteamiento sería distinto si los “trabajadores” tuvieran mecanismos para poder cesar al “gestor” incumplidor. En ese caso, la cuantía del salario, por elevada que fuera, no sería objeto de cuestionamiento alguno.