Esta mañana desayuné con la radio puesta en una emisora que sacaba de sus tripas sonoras música española. Y de pronto, escuchándola, se me ha disparó la oxidada reflexión e inundó mi mente lo vergonzoso que es el no haber sabido muchos de nosotros luchar denodadamente contra la invasión de otras culturas que atacaron la nuestra y haber permitido la vencieron. Y lo más vergonzoso todavía, que muchos de nosotros no hayamos sabido inculcarles a nuestros hijos nuestras tradiciones, nuestras creencias y nuestros principios. Y para colmo ya, que hayamos consentido que esos extranjerismos nos conquistaran también a muchos de nosotros y los antepusiéramos a lo nuestro, tirando por la borda la riquísima herencia que recibimos de nuestros antepasados.