El parque San Francisco de Oviedo se viste de otoño

El  goteo incesante sobre los plásticos que cubren los tendederos de la ropa me anunciaban un día para no dejar el paraguas en casa. Las gafas de sol que hasta hace poco era como tener un perro para sacar a la calle un día si y otro también, se iban quedar en casa hasta  que el dios sol las vuelva hacer necesarias. Compré la prensa regional y nacional. Volví a casa para dejarla sobre la mesa para con calma leerla por la tarde. El día no invitaba para nada.
Lo tenía claro, mi objetivo era llevar las fotos a mi amigo Ávila que con motivo de la inauguración de su calle había sacado y como era domingo sabía dónde podría pillarlo. La bodeguilla LA SANTA sería el lugar perfecto. De paso como también sabía que Marcial - le mejor profesor de Matemáticas que tuve- podría pasar por el lugar, me lleve las fotos para ambos.
Sobre las dos de la tarde se deja ver...Ávila, reserva mesa para comer ya que el establecimiento estaba a rebosar y tenia miedo quedarse sin mesa. Hablamos largo y tendido de temas de actualidad. Me dijo: "Cuqui, tu carta me llegó al corazón y la guardaré toda mi vida". Nos volvimos a dar un abrazo. En un sobre le dejé las fotos a mi "profe" Marcial el de Morcín. Luego, tomé un taxi y baje al centro de la capital.
Me llamó la atención de pasada el parque de San Francisco (Oviedo) y me fui hasta casa para recoger la cámara de fotos, hojas muertas por doquier, arboles desnudos, estatuas sin abrigo. Un colorido, un abanico que se abren al caminante como una catarata de percepciones y hasta de olores en este otoñal día. Ausencia de humanidad, la gente en sus hogares, comiendo (supongo) con los suyos y yo, como un lobo solitario sacando fotos para quién sabe quizás dentro de unos años algún becario las pueda anexar a una "tesina". Los domingos como no pueden ser de otra manera, son para el relax supremo: la familia, amigos y otros pecados como pueden ser el fútbol, FM1, Motos, y ahora la época de esquí. Ya maté mi gusanillo en esto de escribir, ahora toca leer la prensa. El otoño tiene su punto.



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