Recién estrenado su puesto como nuevo Secretario General del Partido Socialista Obrero Español, Pedro Sánchez ordenó a los diputados europeos de su grupo votar en contra del nombramiento de Jean Claude Junker como Presidente de la Comisión Europea sustituyendo al portugués José Manuel Durao Barroso que había acabado mandato. Pedro Sánchez, entonces, fue el centro de las críticas de toda la derecha europea y, por supuesto, más de la derecha española quién le acusó casi de traidor al sistema.
Jean Claude Junker, que pertenece al Partido Popular Social Cristiano (el PP de Luxemburgo), fue, entre otros cargos, primer ministro de su país, Gobernador del Banco Mundial y Gobernador del Fondo Monetario Internacional. Este año 2014, como ya he escrito anteriormente, fue nombrado Presidente de la Comisión Europea.
Tras una investigación efectuada por el Consorcio de Periodistas Europeos, saltó la noticia a la calle. Siendo Junker primer ministro luxemburgués, con el asesoramiento y la colaboración de la sociedad auditora PWC, pactó acuerdos secretos con 340 grandes empresas y corporaciones multinacionales para ofertarles una fiscalidad a la carta, beneficiosa para Luxemburgo y las mercantiles, pero perjudicial e insolidaria con el resto de los países afectados, entre ellos España. Se comenta que el perjuicio ocasionado con esos acuerdos puede rondar el billón de euros; billón que no ingresaron las arcas de las Haciendas nacionales vía impuesto sobre beneficios y plusvalías.
Todo ha sido muy legal. Después del asesoramiento y los acuerdos pactados por Jean Claude Junker y sus colaboradores, la trama funcionaba del siguiente modo. Una multinacional establecida en España previamente había constituido una filial en Luxemburgo. Esa filial luxemburguesa financiaba y facturaba a la matriz española con el fin de rebajar considerablemente sus beneficios. Concretando, el resultado era que España podía perder hasta un 25% sobre beneficios de la multinacional y Luxemburgo ganaba, según pactos, entre un 1% y un 5% de los beneficios de su filial. Negocio redondo.
La colmena de despilfarro que conforma la Comunidad Económica Europea está dirigida por grandes hombres que, a cambio de una "merecida" y vergonzosa nómina, luchan y trabajan por el bienestar común y la solidaridad entre las naciones y sus ciudadanos. Uno de esos europeos de "pro" es Jean Claude Junker. Un "figura" del Partido Popular Social Cristiano. Otro peón del omnipresente poder financiero