Trabajo y maternidad: difícil conciliación

Nuevamente ha saltado a la palestra el antiguo problema de conciliar el trabajo de la mujer con la maternidad, al que ahora se ha incorporado como novedad por parte de dos empresas en Estados Unidos, Apple y Facebook, la iniciativa de asumir el costo que supone el que sus empleadas retrasen voluntariamente la maternidad, vitrificando sus ovocitos y así preservar su fertilidad. Caso distinto que ya se produce en España, es cuando son las mujeres por propia iniciativa las que adoptan esta decisión y los gastos que conllevaa. Al parecer en nuestro país, la opción de congelar sus óvulos ha crecido un 61%. Dicho porcentaje, considerado aisladamente y sin ser correlacionado con el número de mujeres a las que afecta, ofrece una información sesgada y escasamente significativa.


     Enfocando la situación bajo el exclusivo prisma de la financiación por parte de la empresa  que implica la mencionada congelación de óvulos, aparentemente parece muy sencillo y no es así. En cierto modo puede interpretarse que la compañía pretenda obtener el mayor rendimiento de sus ejecutivas, aprovechando el talento y la eficacia de su juventud, e incluso que sea la trabajadora quien decida retrasar el ser madre durante unos años, que también ocurre, como una posibilidad para mantener y prosperar en su carrera profesional de la que dependerá su futuro.


     Extrapolando la situación bajo el enfoque de las empresas españolas, caso de llegar a platearselo, aunque no lo reconozcan abiertamente, les sientan muy mal los permisos de maternidad, lactancias y la concesión obligatoria de jornadas reducidas a las trabajadoras con hijos menores. De ahí la preferencia de contratar varones para eludir estos problemas. Generalmente  los empresarios aspiran a que sus trabajadoras con responsabilidades superiores no les planteen este tipo de incompatibilidades lo que inicialmente parece lógico, si bien ya no lo sea tanto cuando dicho esfuerzo represente un cambio total en la vida privada de la trabajadora en cuestión.


     La perfecta conciliación entre vida laboral y maternidad a la que se aludía en el primer párrafo, cuando se trata de empleadas que ocupan puestos de alta responsabilidad es una falacia, si bien  es cierto que existen casos, escasos, en  los que dicha coordinación existe y funciona a la perfección. Una ejecutiva con nivel, preparación, conocimientos, profesionalidad y una considerable retribución, requiere una dedicación absoluta y primordial a su compañía; lo que implica que si al día siguiente, por motivos perfectamente justificadas, debe viajar al extranjero durante cuatro días, no puede alegar razones de índole personal  para no cumplir con su obligación. La empresa podría acatarlo, pero lo más normal es que a partir de esa fecha las responsabilidades de la ejecutiva de marras pasarían a ser desempeñadas por otro ejecutivo, que obviamente no presentaría tal tipo de inconvenientes. A continuación, la carrera y cometidos de la ejecutiva comenzaría a recortarse, hasta derivar, muy posiblemente en una baja negociada. Esa la cruda y dura realidad.


     En efecto la mencionadas empresas Appel y Facebook están tratando justificar la medida “voluntaria” como plataforma para “promocionar el talento femenino”, indicando que no es  admisible que en Silicom Valley , solo un 17% de los puestos de técnicos estén ocupados por mujeres. La intención es loable pero para otras muchas personas, responde única y exclusivamente a intereses crematísticos de dichas empresas, intentando presionar a sus empleadas para que no opten por la maternidad en sus años de mayor fertilidad. Obligar a decidir entre trabajo y familia es muy duro. Lo suyo sería que continuaran profundizando en la conciliación trabajo-familia fomentando mejores y más adecuadas medidas de apoyo, para que nunca la maternidad pueda condicionar el futuro profesional de una empleada. La reprodución debe gozar de una consideración muy superior a las vinculaciones laborales. Privar a la mujer de acceder a puestos de mayor responsabilidad por su condición de tal, es una mezquindad inadmisible en pleno siglo XXI.

 



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