Madrid es una ciudad cosmopolita, monumental, atractiva y descuidada, por no decir sucia. Quienes vivimos en Oviedo somos muy críticos con este último aspecto.
Se puede visitar Madrid por turismo, por negocios, por trabajo o por estar de tránsito hacia otros destinos. Cualquiera de estos motivos es razón suficiente para callejear por Madrid y hacer buena la famosa frase de su actual Alcaldesa, que supuso el principio de su fin (“A relaxing cup of café con leche in plaza Mayor”) y dedicarse a una actividad que, según opinión médica unánime, provoca un aumento de las endorfinas: el shopping.
A quien no conoce la ciudad de Madrid o la visita esporádicamente, seguramente le resultará complicado trazar un mapa de situación que le permita desenvolverse con soltura en actividad tan placentera. Quienes tratamos de combinar los momentos menos buenos con actividades que provocan un aumento de la molécula de la felicidad, hemos pateado con intensidad esta ciudad y queremos compartir nuestra experiencia con los visitantes noveles a fin de posibilitar que su visita y, en su caso, sus compras sean realmente agradables.
Como punto de partida, es muy importante la elección de un buen alojamiento. Suponiendo que hagamos el viaje en coche particular o en Alsa, por su ubicación y su relación calidad-precio, consideramos una buena decisión los aparto-suites Muralto, Buen Suceso, 3, frente a El Corte Inglés de la calle Princesa, a pocos metros del intercambiador de dicha calle, parada de los Alsa, y en línea con la M-30, por la que accederíamos a la capital desde el norte. Para presupuestos más limitados y para la juventud, no está mal el Hostal Continental, en Gran Vía, 44.
Vamos a dividir Madrid en tres zonas de shopping: una primera, conformada por la propia calle Princesa, Gran Vía, Preciados, Puerta del Sol, calle Arenal y aledaños; una segunda, integrada por la calle Fuencarral y adyacentes; y una tercera, por las calles Génova, plaza de Colón, Serrano y confluentes.
La calle Princesa, sobre todo en la parte alta, contiene una limitada pero buena oferta para los bolsillos medios: Mango para hombre y mujer (en este último dicen que compra la reina Letizia), Zara y El Corte Inglés conforman su principal elenco de establecimientos.
La zona de Gran Vía y aledaños otorga las mayores posibilidades de compra en las superconocidas tiendas citadas, a las que hay que añadir H&M y otras innumerables firmas de menor entidad.
Llegada la hora de comer, las posibilidades son inmensas. Yo recomendaría el mercado de San Miguel (plaza de San Miguel, s/n; se accede por una esquina de la plaza Mayor), que es el templo de los productos frescos, en el que comer a base de tapas y pinchos se convierte en un placer; el restaurante La Bola (La Bola, 5 (en las proximidades del Senado), cuya especialidad es el cocido madrileño; el restaurante Varela, Preciados, 37; el Museo del Jamón, Gran Vía, 72; o, si ya nos hemos retirado a descansar al aparto-suite, Casa Mono (ocupa la planta baja), donde la especialidad son las croquetas de ibérico, la ensalada de queso de cabra y los palitos de pollo, todo ello a un precio muy razonable.
La calle Fuencarral es la calle del shopping por excelencia. Aglutina una sucesión de ofertas capaces de satisfacer todos los gustos. Recomendable explorar el barrio de Chueca, que queda a la izquierda según se accede a esta calle desde Gran Vía, y el de Malasaña, a la derecha. Imprescindible transitar por la calle Augusto Figueroa, plagada de outlet dedicados a la venta de zapatos de señora y caballero.
Al otro lado, en el barrio de Malasaña, la oferta de tiendas de ropa de segunda mano es muy sugestiva. Recomendable visitar el Templo de Susu, Espíritu Santo, 3, donde podemos encontrar, entre otra variadísima oferta, marlboros a 49€.
Si la hora de la comida nos sorprende en este escenario, podemos satisfacer nuestro apetito en el gastrobar Merimée, Fuencarral, 61.
La tercera zona a la que habíamos aludido, cuyo eje central es la calle Serrano, conforma lo que se ha venido en denominar la milla de oro, pero tal calificativo no debe asustarnos. Cierto que hay establecimientos como Loewe, Guchi, Louis Vuitton o Suárez que no están al alcance de todos los bolsillos, pero junto a ellas también tenemos Zara, H&M, Massimo Dutti, Cortefiel, etc., que nos pueden producir la satisfacción de comprar en una calle con glamour pero sin que nuestro presupuesto corra peligro.
Si optáramos por comer en esta área, una buena elección sería Lateral, Castellana, 42.
¿Comprar o no comprar?, ¿o era ser o no ser? Da igual. Como dice la máxima, “Es bonito tener dinero y cosas que poder comprar, pero también es bonito tener las cosas que el dinero no puede comprar”.