Falleció Cañete, un oviedista hasta la médula

La otoñal tarde me trae dos noticias. Una, la dimisión del ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón, lo que estaba cantado tras su fracaso para sacar adelante la nueva ley sobre el aborto, y la segunda, que es la que me ha llegado al corazón, el fallecimiento de mi buen amigo Andrés Avelino Iglesias San Martín, conocido por Cañete, destacado jugador del Real Oviedo en el inicio de la década de los 50 cuando Juan José Urquizu era el entrenador.

Cañete contaba 86 años y estaba alojado en una residencia cerca de Bobes, la residencia Santa Patricia que dirige Alperi de quien hacía años no tenía noticias. Conocí a Cañete cuando era administrativo del hotel Principado, allá por los años 60 en los que dicho establecimiento dirigido por un inolvidable Alfredo García Rodríguez, el patriarca del grupo industrial García Rodríguez Hermanos, era el lugar de referencia de cualquier famoso que viniera a Oviedo al no existir todavía el hotel de la Reconquista. Andrés era el segundo de abordo y enseguida intimamos, facilitándome siempre la labor informativa. Como aguerrido plumilla que era en el diario Región me pasaba horas y horas en el hotel a la caza y captura de famosos, desde un galán como Raff  Vallone que rodaba en Santander la vida de los famosos futbolistas los hermanos Rubio hasta el mismísimo torero Manuel Benítez El Cordobés el día de su retirada en un San Mateo lluvioso. Con la jubilación de Alfredo García Rodríguez Cañete pasó a dirigir el hotel, cargo que desempeñó hasta su jubilación.

La verdad es que en aquellos años el hotel Principado tenía un personal muy competente que mantenía el nivel de Oviedo muy alto. Recuerdo a Antonio Lebiere, a Enrique Moradiellos, al conserje de noche, Faustino creo que era su nombre, y que vivía en la calle de Facetos donde yo cortejaba, a Perfecto, otro gran profesional en la recepción, padre del que posteriormente fue destacado dirigente del sindicato independiente de ENSIDESA, Carazo… en fin, por aquel entonces el hotel Principado era como mi segundo hogar. La propiedad la ostentaban dos hermanas, una de ellas casada con el otorrino don Leopoldo quien al quedar viudo depositó toda la confianza del negocio en Andres Iglesias. Cuando Cañete se jubilo continuamos nuestra amistad. Vivía en la calle Foncalada y muchos días nos encontrábamos en la calle de San Bernabé, dando un paseo -el que fue gran jugador azul ya tenía entonces problemas de movilidad- pero nos servia para tomar un vino en “El Manantial” y recordar aventuras vividas año atrás en el hotel Principado.

Con el paso de los años su salud se fue deteriorando y perdimos el contacto. Hoy recibir la noticia de su fallecimiento ha sido un mazazo pero así es la ley de vida. Hace tres años la Asociación de Veteranos del Real Oviedo le impuso la insignia de oro. Andrés Avelino Iglesias San Martín, creo que nacido en la cuenca del Nalón y que jugó de extremo en el histórico club carbayón -siempre fue oviedista hasta la médula-, se encuentra en el tanatorio de Los Arenales y mañana a la una de la tarde será recibido el cadáver en la capilla del propio tanatorio donde se oficiará la celebración de la Palabra para a continuación proceder a su incineración.

Descanse en paz y un fuerte abrazo solidario a su familia.



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