El politiqués

Con ocasión del artículo titulado "El lenguaje jurídico" mi admirado Xuanín me invita a escribir sobre la influencia del lenguaje técnico en la política y su repercusión en la pérdida de credibilidad del discurso político.

Acepto la invitación, como aceptaré las sucesivas siempre que entren dentro de mis posibilidades.

En realidad, en el lenguaje de los políticos no creo que tenga influencia el lenguaje técnico. La clase política ha inventado su propia jerga que pretende decir mucho sin decir nada y cuyo máximo representante quizá haya sido Cantinflas.

Esta jerga fue bautizada por Antonio Burgos y por Amando de Miguel como "politiqués" que, en definitiva, es el dialecto de los hombres públicos.

Se nutre de frases manidas, muletillas, expresiones, giros, registros coloquiales y eufemismos que conforman un lenguaje políticamente correcto.

Algunos ejemplos, tomados prestados del propio Amando de Miguel, ilustran sobre el alcance de este modo de expresarse.

Se habla de "modular las tasas judiciales" para referirse a la obligada rectificación consecuencia de la oposición de jueces, abogados y procuradores; de “regularización fiscal” para aludir a la rebaja fiscal a los defraudadores; de “interrupción voluntaria del embarazo” para referirse al aborto; de “amiga del Rey” cuando todo el mundo entiende amante; de “expediente de regulación de empleo,” para hacer alusión a los despidos; de “ajuste tributario” para querer decir subida de impuestos; de “residuos sólidos urbanos” para referirnos a basuras...

Hay expresiones recurrentes: “es lo que toca”, “salir en la foto”, “ver la luz”, “dicho lo cual”, “estamos en el buen camino”, “con menos dinero haremos más,” “tolerancia cero”...

                   Pero donde verdaderamente alcanza el politiqués su máxima expresión es en el encadenamiento de palabras vacías de sentido cuya finalidad es dar sonoridad al discurso y tejer una red de argumentos que no dicen nada.

Reproducimos algunos fragmentos invitando al lector a que comience con una frase cualquiera de la columna I, seguida de otra de la II, de la III, para finalizar con otra de la IV (se pueden mezclar entre sí).

 

 

I

II

III

IV

Queridos compañeros

la realización de las premisas del programa

nos obliga a un exhaustivo análisis

de las condiciones financieras y administrativas existentes.

Por otra parte, y dados los condicionamientos actuales

la complejidad de los estudios de los dirigentes

cumple un rol esencial en la formación

de las directivas de desarrollo para el futuro.

Asimismo,

el aumento constante, en cantidad y en extensión, de nuestra actividad

exige la precisión y la determinación

del sistema de participación general.

Sin embargo no hemos de olvidar que

la estructura actual de la organización

ayuda a la preparación y a la realización

de las actitudes de los miembros hacia sus deberes ineludibles.

De igual manera,

el nuevo modelo de actividad de la organización,

garantiza la participación de un grupo importante en la formación

de las nuevas proposiciones.

La práctica de la vida cotidiana prueba que,

el desarrollo continuo de distintas formas de actividad

cumple deberes importantes en la determinación

de las direcciones educativas en el sentido del progreso.

No es indispensable argumentar el peso y la significación de estos problemas ya que,

nuestra actividad de información y propaganda

facilita la creación

del sistema de formación de cuadros que corresponda a las necesidades.

Las experiencias ricas y diversas muestran que,

el reforzamiento y desarrollo de las estructuras

obstaculiza la apreciación de la importancia

de las condiciones de las actividades apropiadas.

El afán de organización, pero sobre todo

la consulta con los numerosos militantes

ofrece un ensayo interesante de verificación

del modelo de desarrollo.

Los superiores principios ideológicos, condicionan que

el inicio de la acción general de formación de las actitudes

implica el proceso de reestructuración y modernización

de las formas de acción.

Incluso, bien pudiéramos atrevernos a sugerir que

un relanzamiento específico de todos los sectores implicados

habrá de significar un auténtico y eficaz punto de partida

de las básicas premisas adoptadas.

Es obvio señalar que,

la superación de experiencias periclitadas

permite en todo caso explicitar las razones fundamentales

de toda una casuística de amplio espectro.

Pero pecaríamos de insinceros si soslayásemos que,

una aplicación indiscriminada de los factores confluyentes

asegura, en todo caso, un proceso muy sensible de inversión

de los elementos generadores.

Y además, quedaríamos inmersos en la más abyecta de las estulticias si no fuéramos conscientes de que,

la condición sine qua non rectora del proceso

radica en una elaboración cuidadosa y sistemática de las estrategias adecuadas

para configurar una interface amigable y coadyuvante a la reingeniería del sistema.

Por último, y como definitivo elemento esclarecedor, cabe añadir que,

el proceso consensuado de unas y otras aplicaciones concurrentes

deriva de una indirecta incidencia superadora

de toda una serie de criterios ideológicamente sistematizados en un frente común de actuación regeneradora

 

 

                   Ciertamente éste no es un fenómeno exclusivo de la política, todas las profesiones tienen su propio lenguaje. En algunas, éste ha evolucionado hasta inventar términos nuevos para viejas acciones. Así, en la cocina, antes se cocía, se freía, se asaba, y se adobaba o se hacía un sofrito, mientras que hoy se pocha, se carameraliza, se esferifíca y se deconstruye.

                   Pero además del lenguaje, lo que caracteriza el actuar del político es que éste ha llegado a ser tan hábil que ha inventado un sistema de atribución de responsabilidades que lo mantiene a salvo y a resguardo de cualquier reproche. Así, en materia económica, la culpa de todos nuestros males es de las denominadas "agencias de calificación"; al cambio, es como si echáramos la culpa de nuestras enfermedades al médico que las diagnostica.

                   Pero, debemos tener resignación. Como decía Graham Green “La política está en el aire mismo que respiramos, igual que la presencia o ausencia de Dios” y no hay que olvidar, como sistemáticamente vengo repitiendo, que los políticos son los principales ejecutores del sistema democrático y que, además, “La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre, con excepción de todos los demás” (Churchill dixit).

 

 

 



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